25.Octubre.2016
CORTE DE CAJA, EL BALANCE DEL FIC 2016
Descubrimientos y encuentros; Calidad y Sorpresas; algunos espectáculos se presentarán por estos días en Ciudad de México...
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GUANAJUATO, GTO.- Unos cuantos días en el Festival Internacional Cervantino bastaron para llenar ojos, oídos y todos los sentidos, con una diversidad de actividades artísticas y académicas de variada calidad, a cargo de compañías y artistas de distintas nacionalidades.

Bien vale la pena la experiencia cervantina, por más que el tipo de espectáculos sorprendentes, únicos, transgresores y novedosos, sea escaso en medio de una amplia oferta de actividades.

Mucho es lo que ocurre diariamente tanto en foros cerrados (teatros, salas, auditorios) como al aire libre, pero poco lo que humanamente se puede ver, por razones diversas, entre ellas, la coincidencia de horarios de las actividades, las dificultades para desplazarse por la ciudad entre la multitud de visitantes que llenan las calles y la falta de boletos de acceso a los espectáculos.

No queda mas que conformarse con lo posible y lo asequible.

Un resumen de lo más destacado en los últimos cinco días, tendría necesariamente que incluir al Ballet Nacional de Holanda por la excelencia técnica e interpretativa de sus bailarines; y las funciones de la compañía Panicoescénico Producciones, de España el país invitado en la edición 44 del festival, con la obra “Los espejos de don Quijote”. Ambos espectáculos oportunamente reseñados en El Mercurio de Veracruz.

También debe destacar la presencia del mítico Volksbühne (Teatro del pueblo) Rosa-Luxemburg-Platz, cuyos antecedentes se remiten a 1913 en el centro de Berlín, y que es reconocido por suscontroversiales y vanguardistas producciones, que expanden y redefinen los límites de los géneros teatrales, gracias al trabajo de afamados directores como Christoph Marthaler, Johann Kresnik, Cristoph Schlingensief, Dimiter Gottscheff, Herbert Fritsch y René Pollesch.

De la dupla de Marthaler y la artista visual Anna Viebrock es la obra “Tessa Blomstedt no se rinde” que aborda desde una perspectiva muy actual el tema del amor y la búsqueda de pareja en tiempos de internet.



Y EN LA CAPITAL DEL PAÍS...

La puesta en escena –que en esta semana tendrá dos presentaciones más en la Ciudad de México, los días 27 y 28 en el Teatro Julio Castillo-, posee las virtudes de lo simple y lúdico, pero no por ello insulso. Más que contar una historia de manera lineal, lanza flashazos sobre la temática a través de la actuación de personajes arraigados en la cotidianidad, proyecciones de video y composiciones musicales muy singulares, que divierten y exacerban clichés.

Sin embargo, ni la conjugación de un buen ritmo actoral, espléndidas voces, música, imagen,vestuario y una atractiva escenografía del interior de un departamento, fueron suficientes para sostener el interés. De tan reiterativo, el formato resultó cansado a lo largo de las más de dos horas de la función, por lo que parte del público abandonó la sala.

De lo disfrutado en el foro al aire libre por excelencia en el FIC, la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, imposible obviar el concierto ofrecido por el guitarrista español José Fernández Torres “Tomatito”, acompañado por su hijo José del Tomate –también en la guitarra-, Israel Suárez “ElPiraña” –espléndido percusionista-, el bailaor Joselito Maya y dos cantaores.

Quizás porque se retomó el título del disco “Soy flamenco” para nombrar la presentación, la gente pedía más zapateado y soleá (canto flamenco); pero lo que dominó fue la fusión con jazz.

Hábil y expresivo intérprete de la guitarra –sin leer la partitura-, Tomatito desbordó sentimiento en esa noche en la que recordó al también gran guitarrista Paco de Lucía y regaló como encore el segundo movimiento del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.

Palmas, guitarras, cajón peruano, zapateado y soleá, como regreso a la raíz propia y reinvención de una tradición que conquista nuevos públicos.



MÚSICA CON TRADICIÓN AFRICANA Y ÁRABE...

En el mismo lugar tuvo lugar, en una noche fría, la actuación de la banda Gabacho Maroc con su música africana y marroquí jazzeada. Los seis músicos procedentes de Francia, Marruecos y Argelia, liderados por Hamid Moumen, batallaron para animar al público, pero al final, sus cantos y ritmos, especialmente con percusiones, pusieron a bailar a los presentes.

La propuesta del grupo es una síntesis de la tradición africana, la música del norte de Marruecos que fusiona ritmos gnawa, bereber, chaâbi, árabes, además del jazz.

Fue atractivo ver cómo los músicos tocaban el guembri, bajo de tres cuerdas hecho con piel de camello y cuerdas de tripas de cabra, característico de la cultura gnawa; y el n’goni, instrumento proveniente del área africana de Senegal y Malí, a los que sumaron castañuelas metálicas africanas, clave, laúd, djembe, bendir, darbuka, bajo, batería, teclados eléctricos y saxofones.

El concierto de Gabacho Maroc patentizó que la música puede unir formas de pensar y sentir distintas.

Dos días después, en el mismo escenario al aire libre, se vivió la explosión rockera de la banda tapatía Cuca, con sus éxitos de los 90 y temas inéditos de su nuevo disco “La Venganza de Cucamonga”, nominado al Grammy, que les abrió las puertas a una gira en Estados Unidos.

Noche de frenesí. Banquete para jóvenes y no tanto, en el que Alex Otaola en la guitarra, Carlos Avilez en el bajo, José Fors (voz) y Nacho González ( baterista), detonaron la euforia colectiva con rock puro, siguiendo los pasos de sus “primeros maestros” Led Zepellin, Black Sabbath, Deep Purple, pero con un acento latino.

Una masa humana brincó y gritó al ritmo de rolas como Qué chingaos, La balada, La pucha asesina, El son del dolor y, la más solicitada, Cara de Pizza, y confirmó que a 26 años de haber comenzado a tocar en público, Cuca sigue siendo indiscutiblemente una de las bandas de rock favoritas.



EL PLACER DE LA DANZA...

En danza, una propuesta que por diferente, concentró la atención de un público mayoritariamente joven, fue la de la compañía Beaux-Champs, de Francia, que en lugar de un recital o un espectáculo de música y danza barroca, enseñó a bailar las danzas que se practicaron en las cortes europeas del siglo XVII.

Durante dos tardes, en una de las plazas más concurridas de Guanajuato, la de San Fernando, Bruno Benne (coreógrafo y bailarín) y Adeline Lerme (bailarina), apoyados por un cuarteto formado porel también francés Olivier Briaud (violìn barroco) y tres intérpretes de México: Vincent Touzet (flauta transversal barroca), Norma García (clavecín) y Rafael Sánchez (viola da gamba), convocaron a la gente a un baile público (que en Francia se denomina Bal).

En este Baroc´Bal, Bruno y Adelaine mostraron cómo hacer una reverencia, cómo tomar la mano de la dama y cómo caminar; movimientos de pies y brazos; giros y desplazamientos laterales acompañados con delicadas expresiones de las manos, hasta llegar a evoluciones de pareja y grupales. La música barroca en vivo, incluyó obras de compositores como Rameau, Lully, Charpentier, Marais, entre otros.

Danza para celebrar la vida con el placer de bailar.


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