GUANAJUATO, GTO., 21 de octubre, 2016.- Mañana concluyen tres semanas de actividad cultural y artística del 44 Festival Internacional Cervantino y uno de los momentos más memorables que deja es la presencia del Ballet Nacional de Holanda, que anoche tuvo la primera de dos presentaciones en tierras guanajuatenses.



Hay consenso de que ha sido una de las actividades más destacadas en esta edición. La posibilidad de constatar por qué es una de las cinco mejores compañías de danza del mundo, ha sido un privilegio para quienes se dieron cita en el Auditorio del Estado.



La función cumplió con las expectativas en cuanto rigor, calidad y despliegue técnico de los bailarines, al presentar un programa estructurado en tres partes que llevaron por un repaso por la historia del ballet, en una suerte de contrastes de estilos y lenguajes que definen el repertorio de la compañìa: clásico, neoclásico y contemporáneo, lo cual de suyo tiene el mérito de haber dejado constancia del nivel de preparación y exigencia técnica de los intérpretes.



Tal como se anticipó la función resultó muy especial. Una noche que confirmó que la excelsitud en la danza es algo que se conquista con trabajo, disciplina y rigor; y que llevó a evocar las épocasdoradas FIC, cuando Guanajuato reunía lo mejor de las artes del mundo.



La función del Ballet Nacional de Holanda incluyó cinco piezas que tendieron puentes entre épocas y momentos, desde lo más tradicional del ballet a la danza contemporánea.

De la sublime y melancólica belleza de “Cuatro últimas canciones” (Vier Letzte Lieder), coreografía de Rudi van Dantzig, con cuatro duetos y un bailarìn solista que, literal, parece volar en escena como un ángel de la muerte, conectando las diferentes partes de la pieza; a la vitalidad interpretativa de los cuerpos en movimiento de “Dos variaciones de oro” (Two Gold Variations), de Hans van Manen, un ballet que evoca la atmósfera de un diálogo cada vez más acalorado entre un hombre y una mujer, multiplicado por seis parejas.



Pasando por “Variaciones para dos parejas” (Two Couples), de Hans van Manen, que busca resaltar la personalidad diferente de dos parejas de bailarines; la primera mostrando su virtuosismo y lirismo, y la otra, con un trabajo interpretativo “hacia dentro”; además de “Tarantella Pas de Deux”, del gran George Balanchine, bailarìn y coreógrafo de origen ruso nacionalizado estadounidense, que tendió puentes entre el ballet clásico y neoclásico, una de las 33 obras de su autoría que forman parte del repertorio del Ballet Nacional de Holanda, pieza corta creada a lamedida de las cualidades específicas de los intérpretes, dos bailarines excepcionalmente virtuosos, en una sucesión de seis minutos de pasos rápidos, saltos altos y piruetas.



Con un final, que conectó la participación de esta importante compañía de danza con la conmemoración que hace el FIC de los 400 años de l a muerte de Miguel de Cervantes Saavedra: la mirada renovada de uno de los clásicos del ballet: El Quijote, en una versión escrita para esta agrupación por el coreógrafo ruso Alexei Ratmansky, uno de los coreógrafos más prominentes del ballet contemporáneo. Sólo tres fragmentos bastaron para imaginar la magnitud de la obra completa inspirada en toda las versiones que se hayan hecho de la novela de Cervantes, que utiliza todos los bailes y pasos famosos tradicionalmente asociados con el ballet.



Noche de entrega total, de los bailarines a un público que por momentos pareció contener larespiración ante el arte de tersípcore hecho prodigio.

El Ballet Nacional de Holanda tiene 55 años de existencia durante los cuales se ha presentado en 27 países del mundo, entre ellos, Rusia, Brasil y Estados Unidos. Esta es la segunda vez que visita Mèxico, la primera ocurrió en 1965.



Este domingo, la compañía estará en el teatro Bicentenario de León.