Terminamos la semana “inglesa” en México, con el fallo en Estados Unidos contra Genaro García Luna, brazo derecho de Felipe Calderón sí, pero también de Vicente Fox, y con tan amplias y extendidas raíces que aunque el presidente AMLO está feliz pidiendo profundizar la relación de ambos ex presidentes panistas con el inculpado, no parece reparar que él tiene dos ramales de esa mala yerba: Manuel Bartlet y Alejandro Hertz Manero.
Por cierto: Gertz titular de la actual FGR, desaparecido de la escena pública de México desde noviembre, casi agonizante decían en redes; reapareció ayer en un evento de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados, y los especialistas del Derecho mexicano fueron criticados en redes por “entreguistas”; mientras su sobrino más visible, quien luchó con sus hermanas por sacar a su madre de la cárcel donde la confinó su tío, dueño de 300 automóviles de lujo, sigue pidiendo a su vez, que investiguen al funcionario Amloísta a propósito de la condena en EU de García Luna: por su participación en la fuga del famoso narco apresado allá.
Mientras todo esto sucede en la escena nacional, el país se sumerge en la polarización más aguda que no se había visto en por lo menos treinta años: entre los que defienden a capa y espada las acciones de MORENA y el Presidente López Obrador, justificados en “banderas” hoy muy rasgadas, hechas trizas por las evidencias y contradicciones entre el Discurso y los hechos simples. Las ideas de mero Sentido Común, son combatidas por la ideología: esa de pretendida “fuerza moral incorruptible” y que presume tener “el corazón a la izquierda…” pero que no acaba de asimilar que cavan con ello su propia extinción.
Una bandera se sostiene como idea y como ideal: hoy precisamente se celebra a la “Bandera de México” como símbolo de país y fortaleza. Hace años no pocos ciertamente, la celebración era una conjunta con gobiernos y fuerzas armadas, que en el imaginario popular son los depositarios de la salvaguarda y honra del “lábaro patrio”, como se les enseñaba a los niños antes; hoy indudablemente la celebración patriótica ha menguado: muchos mexicanos resienten que aun con soldados y marinos en las calles mexicanas, en aeropuertos, puertos y aduanas, la violencia sigue y sigue, cruel y demencial y parece no tener freno.
Ayer se difundió un video que causó conmoción: quien lo difunde dice que lo grabó su hijo de 7 años en Xalapa, en la avenida 20 de Noviembre alrededor de las 6.30 de la tarde: en ese video se puede observar una camioneta supuestamente de la “Fuerza Civil” y a dos tipos obligando a subir a una niña que la autora del video asegura no tenía más de 12 años y llevaba uniforme escolar: la niña grita por auxilio y llora diciendo que la están secuestrando.
Ninguno que vio se acercó a ayudarla porque temían a los tipos fuertemente armados. Así está la capital de Veracruz. Así medio estado. Y sobre esto, que no vimos los veracruzanos ni siquiera en “la época neoliberal” para usar los términos del presidente; no se ha dicho ni una palabra por Cuitláhuac García, el gobernador de MORENA cada vez más cuestionado y debilitado por los hechos: esos que no resisten las banderas ideológicas. Tan importantes son las Palabras que podrán ser “llevadas por el viento”, sí, pero vuelven: para recordarnos nuestras promesas. Y más si son incumplidas.
Los bandoleros en Veracruz andan a sus anchas. De miedo.
Este domingo en la capital del país y en 116 ciudades de México, será la marcha nacional en defensa del INE: una marcha que no es del PAN, ni del PRD, ni del PRI ni de MC ni de ningún partido político. Tampoco será una marcha de “conservadores”, “traidores” y gente que “perdió privilegios”. Todo lo contrario: AMLO ha provocado esa marcha del domingo 26 de febrero a las 11 de la mañana.
Porque su “plan B” quiere devolver la organización y calificación de las elecciones al gobierno. El “gran elector” que fue derribado en las grandes luchas sociales que iniciaron en las calles desde 1988, por todo México y la gente y los partidos claro, quiere ser revivido, increíblemente, por quien menos esperábamos porque finalmente MORENA gobierna por ese árbitro electoral que es perfectible sí, pero que está integrado por ciudadanos.
Terminamos la semana sin cronicar lo último que ocurrió en la laguna de Lagartos en la ciudad de Veracruz. Pero está más limpia y se ven ya, espejos de agua y los patos silvestres volvieron. Así como aves. Ya les platicaremos en extenso. Agarren sus banderas y no se inmolen con ellas: vivamos para hacerlas ondear cuando sean de fines nobles y valores imperecederos.