San Sebastián, considerado "el Apolo" de la Cristiandad y el Catolicismo por su belleza y su martirio, reproducido innumerables ocasiones por el arte Sacro y el pagano, tuvo el pasado 20 de enero, su festividad como corresponde al Santo protector de la ciudad de Veracruz.
En nuestra ciudad marina zaherida y maltrecha, no solo material sino socialmente, su festividad le alcanzó al ayuntamiento de "Paty Yunes", para iluminar el frente de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción con un tendido de focos amarillos, y un lateral de la calle de acceso, con esas sus tan recurridas y fotogénicas escenografías de bajo presupuesto. Algo es algo.
El Concierto nocturno de ese viernes en la Catedral centenaria, por la Orquesta Sinfónica "Daniel Ayala" y los Coros de la EMBA, escuela que dirige la maestra Luchy Ortiz Beltrán, dieron sin embargo a la festividad del Patrono, la elegancia y la solemnidad a la que los jarochos también son afectos: aunque una mitad de ellos no lo crea, o no lo sepa acaso, realmente.
La ciudad de Veracruz martirizada, es hoy el vivo reflejo de su Santo: inexplicablemente bella a pesar de ser zaherida de continuo por el aluvión de "gente en situación de calle", y que hasta los más escépticos jarochos, y uno que otro cronista sin título oficial, diga y crea, a pie juntillas, que a estos vagos y vagas, "nos los mandan" de otras partes del país.
Ésta cronista de guardia también está a punto de suscribir tal especie: porque son muchos, y cada día más, y están ya no sólo por las periferias marginales del viejo puerto, sino en el Centro Histórico y en toda la franja del bulevard: porque hay pruebas de ello en fotos y los videos compartidos de los vecinos vigilantes, y de naturales y residentes que lo confirman todos los días desde que empezó la pandemia covitosa hace más de dos años: pero que no lo ve esta segunda alcaldesa que no vive en esta ciudad marina, sino tras los muros, dice la leyenda, del ancho de las aceras jarochas de 5 de Mayo, en una mansión en Alvarado.
“Así qué chiste…” repiten algunos jarochos, con el retintín de aquél “Kiko” de sus infancias, el de los molletes inflados como una ardilla, de esas por cierto que también se han diezmado en Veracruz por los “nortes”, y la falta de cópites y almendros que van desapareciendo de aceras y casas cada vez con menos patios; aunque algunos jarochos digan “qué bueno”, porque “ya eran muchas, son una plaga...” Tantas ardillas como gente vaga vagando y fregando por media ciudad: “plagas”. Y el jarocho suspira.
Nos enfilamos a terminar el primer mes, tan festivo y divino, de enero, del año 2023 del Señor, y la Sebastiana jarocha continuó zaherida, ahora por la ejecución el domingo 22 de enero, por Las Bajadas, de “el pino”, Fernando Pérez Vega y toda su familia: incluyendo sus tres niños, una de las cuales agonizó sin recibir ayuda del que filmaba diciendo: “hay un caballero muerto, así…”
Un “en vivo”, nada menos, y luego para los videos de todos los que se cebaron sobre ellos: filmándolos en sus últimos minutos, sin que se oyera una voz pidiendo auxilio, conmovida, conmocionada, por la muerte de inocentes, al menos esos niños, una mujer, y un hombre; que después nos enteraríamos no era “el pino”, era Carlos Alfredo Jiménez Olmedo, profesor de Educación Indígena, quien iba al volante de la camioneta Ford “lobo” haciéndola de chofer de la familia.
Mientras “el pino” hermano de Reveriano “el pelón”, de la banda de “Los pelones”, muy conocidos todos desde hace más de 30 años, en la región indígena del Totonacapan, era también ultimado en el taxi a donde, especulan ahora todos, se había trepado para eludir al comando de 15 encapuchados, seguramente integrantes del “pueblo bueno”, que no tuvieron ningún problema para parar el tráfico sobre la autopista que entronca a la avenida Rafael Cuervo, bajarse en plena tarde dominguera, y rafaguear como en película de narcos, a la camioneta y al taxi.
“Exageran” diría en las siguientes horas un Cuitláhuac desleído, sin ningún crédito en Veracruz más que para continuar la tradición del escarnio y las flechas bien dirigidas: en la recreación de un Sebastián nada santo ni estético y sí muy culpable: “son ajustes entre ellos…” y justificar las fotos que tenía con el ajusticiado porque vamos: se toma fotos con todos los veracruzanos que se lo piden. Y el Sentido Común de los sufrientes de las promesas morenas no pueden menos que preguntarse: si dice Cui que ya tenían “carpetas de investigación” sobre “el pino” y sus actividades que incluían las políticas, en la región donde había sido candidato de Fuerza por México, a la alcaldía de Coxquihui, ¿por qué dice que no lo conocía y no sabía quién era cuando sonriente posó con él para la foto?
Ese sentido que no es tan común como se dice, nos revela que García de MORENA quien recibió inmerecidamente el voto para hacerlo Gobernador, a más de cuatro años lo constatan los veracruzanos, cree que todos en este estado son como él, títere mala copia de AMLO: sin su carisma y sin su habilidad y sin su 70 por ciento de aprobación, festina el oficialismo Amloísta, aunque ésta no sirva realmente para gobernar y ser eficiente y quitarse la degradación de ser elegido “tirano del año” por una revista británica, y ser burlado por su “corcholata” Marcelo Ebrard, como ahora revela el libro de Pompeo, por negociaciones a sus espaldas sobre la Migración y Estados Unidos sobre nuestras fronteras: no, no alcanza. ¿Cuánta aprobación tendrá Cuitláhuac en Veracruz a estas horas?
Pero volvamos a nuestra ciudad: entra a su quinto año con su Sistema Interdunario colapsado, tapadas sus lagunas principales y todavía existentes, como la Lagartos, Tarimoya, Coyol, Malibrán, Las Conchitas, y con graves indicios de una pretensión de cubrirlas de cascajo y empezar a fraccionar. Los vecinos impávidos. Y entramos al quinto año de un gobierno que prometió mucho y cumplió casi nada, con el yugo de los negociantes del agua: que en la Veracruz Sebastiana, cobran el líquido vital por los metros cuadrados de vivienda o terreno que tengas, y no por lo que consumes. Sin que MORENA en el gobierno ni en el Congreso, espabilen y entiendan que devolver el agua al municipio les subiría los “bonos” políticos y les devolvería “la caja chica” a su control, como los espejos de agua y las lagunas que no han recibido a las aves migratorias ni a la fauna jarocha, su color local, y ya va para cinco años.
Lagartos. Pero es viernes ya. Y no resumo. Rezumo. Porque el cuerpo de la cronista “lo sabe”, pero ya no importa: confirmamos que nada es ni será como antes, porque un lagarto no cruza dos veces la misma laguna. Sólo queda una certeza, a la manera del Montang de Fahrenheit 451, del siempre referencial Ray Bradbury: “Los que no construyen deben destruir. Es algo tan viejo como la Historia y la delincuencia juvenil…”