17.Junio.2022
DESDE EL PUERTO MÍTICO
QUÉ PADRE TENER PAPÁ…
Por LUZ MARÍA RIVERA
LUZ MARÍA RIVERA
LUZ MARÍA RIVERA AZAMAR.

Periodista y narradora. Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Veracruzana (1985). Máster de Periodismo y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid (1996). Maestría en Educación, Universidad Cristóbal Colón (2009). Fundadora en 2012 del semanario impreso El Mercurio de Veracruz, que en ese mismo año transitó a diario electrónico: elmercuriodeveracruz.mx. Tallerista de Literatura y Redacción. Asesora de Cultura en Gobierno de Veracruz y Enlace de Prensa en gobierno de FHB. Curso de Diseño de Campañas y Marketing Político, con Luis Costa Bonino (2020).

LIBROS PUBLICADOS

_"Un carnaval 27 años después...",Universidad Veracruzana (1988)
_"Puerto Mítico. Crónicas contemporáneas de la ciudad de Veracruz", (2008). Editora de Gobierno del Estado. Prólogo del maestro Carlos Montemayor.
_ “El puerto en la vida de Veracruz. Una historia compartida”. Libro en colectivo con varios autores. Edición Apiver y editor independiente. (2019).


TRAYECTORIA PERIODÌSTICA

Reportera de información política y cultural en medios estatales y nacionales. Corresponsal desde Veracruz para Proceso (1990-1992) y El Financiero (1992-1996). Reportera de Asuntos Especiales de El Universal; y reportera y columnista de la sección Cultura en El Universal (1999-2002).

De 2005 hasta febrero de 2016, corresponsal de La Jornada.
Actualmente, directora general y columnista en El Mercurio de Veracruz, con redacción física en la ciudad de Veracruz, y que da cobijo a 9 colaboradores: entre columnistas y reporteros.

Mi columna se publica de lunes a viernes en El Mercurio de Veracruz, Notiver, Plumas Libres y ocasionalmente en La Jornada Baja California.

Enlace de prensa en diversas dependencias del gobierno de Veracruz (1989-1990 y 2004-2009). Asesora en materia de Cultura para el Ejecutivo del Estado, y desde el 2014 imparto formalmente talleres de Literatura y Redacción a público abierto, particulares y en diversas sedes del IVEC. Conferencista invitada por universidades sobre crónica periodística; periodismo, literatura y redacción.

Teléfono de contacto: 22 92519785
Correo personal: luzmariariveraazamar@gmail.com
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** Ser Padre en México tiene muy hondos alcances: a los papás de antes y más a los de ahora, se les reclama de todo y todo el tiempo: si están, si no están; si proveen o no, si lo hacen poco, suficiente o mucho; si son machos o mandilones; si son “como niños” o “como viejos”; si se responsabilizan o si escapan, y en todos los casos, o en la mayoría de éstos, muy pocos quedan bien en el juicio universal de la parentela, la madre, y los hijos.


 


** Que es tremenda injusticia, porque en México poco se habla de los padres que son bien padres: de esos hombres esforzados, respetuosos, educados en Valores, trabajadores y responsables: que acaso, ya en la convivencia con las señoras, exhiban como es normal, carencias y limitaciones, no se debe de dejar de reconocer su devoción a los hijos; su entrega incondicional; su preocupación eterna porque estén bien.


 


** Y que es un goce constatar que los hay y abundan, hoy sí, este tipo de papás mexicanos, de todas edades y condición social: y también hombres que decidieron ser padres sin haber engendrado: por pura convicción y piedad por los pequeños; haciendo honor a la frase aquella de “padre no es el que engendra, sino el que cría…”.


 


** Y que puede ser un hermano mayor, o el abuelo, el tío, el vecino, el compadre o el padrino: por más que las ideologías de “género” de moda, nos pretendan influir en la percepción de que “todos los hombres son iguales”; tontería garrafal y egoísta: cada hombre es un universo. Y son más los buenos, aunque por momentos sentimos claro, que son más los malos, los que hieren y lastiman no sólo a los niños, sino a las madres y mujeres en general: el otro lado oscuro de la masculinidad y el Ser hombre.


 


** Pero es tiempo, es de mera Justicia, empezar desde casa, entornos laborales y amistosos, a reconocer a los papás que han permanecido contra vientos y mareas en la Familia: al cuidado y protección de los hijos, propios y ajenos. A esos hombres que acaso hablen poco, cuenten menos, y se nieguen “a hablar”, como solemos insistir las mujeres en tiempos de crisis o todo el tiempo: que para eso nos pintamos solas. Hay que reconocer todo el trabajo que implica ser varón padre en estos tiempos distópicos, con señales confusas y contradictorias, donde hasta “la masculinidad” se critica, se le dice “tóxica” y también es objeto de persecución y escrutinio.


 


SER PAPÁ ES LO MÁXIMO, Y MÁS SI ERES UNO DE LUJO…


 


** Porque muchas no sabemos ni lo que queremos: y cuando medio lo intuimos, ya le hemos dado en la torre al hombre padre que teníamos al lado: así es. Hay que agarrar la parte que toca a las mujeres, en estas ausencias en la crianza de los hijos. Lo más placentero que se le hereda a los niños, no es la constante, exigente y agotadora demanda de dinero: es el recuerdo del papá que estuvo en tu vida, desde que recuerdas que recuerdas.


 


** El que jugó con nosotros, que nos preguntó, tocándonos la frente o la cabeza, si nos sentíamos mal. El papá que fue por nosotros a la escuela o el que nos fue a buscar. El que nos dijo: “yo hablo con tu mamá”; el que nos hizo el desayuno o la cena, o se sentó a platicar con nosotros durante la comida. El que vio hasta tres veces en la misma semana, la misma película, sólo por acompañarte. El que se rio de tu miedo a las arañas o a los túneles; el que te dibujó un mapa o se machacó en el trabajo para comprarte los zapatos, el vestido o el juguete que querías.


 


** Esos papás que nunca ofenden, no pegan de gritos ni de golpes; que sólo con su voz y su mirada te ordenan y arreglan tu día, tu vida y el mundo: papás que infunden respeto desde que te diste cuenta de tu niñez y tu dependencia. Papás que resuelven todo quién sabe cómo pero lo hacen. Papás escudo, papás muros de contención, papás con alas que te envuelven y cobijan, papás leones, papás perros como son los buenos perros: guardianes y defensores feroces de sus crías. Papás inolvidables, siempre presentes aunque ya no estén a tu lado.


 


** Este domingo 19, “Día del Padre”, abracen a los suyos, si son afortunados de tenerlos. Dejen de ser hijos ingratos. Si apenas se van a convertir en padres, piensen muy bien la clase de papá que van a ser: ninguna carencia, ausencia o violencia padecida en la Niñez, justifica que vayan a repartir a los hijos propios o ajenos, la misma amargura: pueden si quieren, convertirse en el papá que siempre soñaron de niños. Y sobre todo: no tengan niños si van a ser para ellos, el padre ausente. Sean valientes.


 


VIERNES ESTIMADOS: NUNCA COMO AHORA, EN ESTE MUNDO CONVULSO, SE NECESITA AGRADECER EL REFUGIO DE LOS PADRES. NOS LEEMOS EL LUNES, CON AYUDA DIVINA…


 



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