** Esta fecha era, hace más de 30 años más o menos, muy esperada por los Periodistas en México: hoy era el día en que la “agenda” estaba repleta de eventos políticos y sociales en que los reporteros, de todas las secciones y fuentes informativas, de radio, televisión y prensa escrita, eran agasajados.
** ¿Por quienes? Por los gobiernos Federal, Estatales y municipales; por los sindicatos, agrupaciones, asociaciones, dependencias, partidos políticos, cámaras empresariales, organizaciones civiles: y para el gremio periodístico nacional, y los de “provincia”, era este día especial y la agenda se circunscribía a asistir al primer evento a cubrir: que solía ser, para los capitalinos, el mensaje político del Presidente de México en turno. De ahí seguían, escalonados en horarios y nunca antes de el del presidente, los de los gobernadores, y en cada municipio, los de los alcaldes. Y luego todos los demás. Imposible era, asistir a todos los compromisos. Pero de todos, se recibía un obsequio, una carta, un mensaje.
** Y desde el Presidente, pasando por los gobernadores de las 32 entidades federativas y los más de 2 mil municipios de aquellos entonces, el discurso oficial versaba sobre la importancia para México de preservar la “libertad de expresión” de medios y periodistas. Por supuesto que era un discurso para la masa y para un sector, mediático, proclive y cercano al Poder: aunque bien decía el extinto y abatido Manuel Buendía, autor del referencial libro: “La Cía en México”, que ningún reportero de valía, podía no serlo sin estar cercano al poder.
** Día interminable parecía para los del gremio: generalmente los de “primera categoría” que eran los columnistas, los jefes de Información y los Directores de medios, capitalinos y de las principales ciudades medias del país, salían de casa ya con las primeras “canastas” de regalo llegadas a sus domicilios: sencillas pero elegantes, y costosas: vinos, quesos, latería de ultramarinos de importación: caviar negro y rojo, no faltaban. Los más encurtidos o encumbrados, enviaban a las mujeres colegas, aparte de la consabida “canasta”, alguna prenda fina de importación: un pañuelo Hermés, un perfume Oscar de la Renta o mínimo un Carolina Herrera.
** Algunos, nos consta, recibían llaves de autos último modelo, los más, de alta gama; o departamentos, o terrenos o ranchos “modestos”: así de influyentes eran en sus medios y en la Opinión Pública de un México que aún no conocía las primeras computadoras o los teléfonos sin cables. Era, indudablemente, otro país, otra circunstancia y otro momento que ya no volverá. Y todo el día era de fiesta: generalmente se remataba con un baile de gala elegante en un salón sindical, con orquestas en vivo, cena y rifa de objetos valiosos o electrodomésticos. Generalmente no se podía ir a todas las actividades.
** ¿Era mejor ese México? En muchos sentidos lo fue. Indudablemente. El periodista, hasta el más jodido, era respetado. Y que no respinguen quienes son arribistas de este oficio: el más bonito del mundo, bien lo dijo quien fue periodista poco tiempo para nadar en la Literatura, Gabriel García Márquez, que bien comprendió las mieles del periodismo.
** Menos salten a opinar o a darse golpes de pecho, los que son periodistas de escritorio y jamás pisaron las calles para reportear, perseguir la nota, esperar horas por una declaración o un acontecimiento, o a un funcionario o personaje; ni saben, porque no hicieron, las guardias en los periódicos, radios y televisiones: de esas de 24 horas, en que sólo dormías por ratos, acurrrucado debajo de tu máquina o escritorio o junto a las prensas o el télex, y en las que salías al otro día “lampareado”, embotado de falta de sueño y muchas noticias, imposibilitado para dormir y no podías hacer otra cosa que irte con los colegas a desayunar, porque ya te estaban esperando.
** Hoy, pues es hoy: viviendo la quimera del gobierno de un hombre que prometió una “república amorosa” donde la sombra del crimen organizado ya es más que eso.
** Un gobierno, el del presidente Andrés Manuel López Obrador, que se niega a asistir a una cumbre internacional en Estados Unidos, porque no invitaron a sus amigos dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragüa; y que nos llama, además, a una vocación “Franciscana”, y ataca a los “aspiracionistas”, a todos los de la Clase Media, aun más empobrecida, amenazada y desalentada, en nuestro México.
** Desde antes de él, hay que decirlo, el “Ogro filantrópico” del que hablaba nuestro Nobel Octavio Paz, había huido del país. Con él, la libertad de prensa, de expresión, de asociación y de participación política sin consecuencias funestas, se fue diluyendo en nuestro México, sin apenas darnos cuenta.
** Lo de los regalos y festejos, es anecdotario: apuesto a que el Lector/Lectora inteligente y sensible, sabrá leer más al fondo de la descripción festiva: captar el ambiente y el contexto mexicano, antecesor de lo que ahora vivimos no sólo como periodistas, sino como Sociedad.
** ¿Asistir hoy a festejos yertos, carentes de sustancia incluso discursiva, apenas para salvar la efeméride ciertamente nacida del viejo Sistema mexicano priista; hoy con una SinClasePolítica heredera ingrata de aquellos, y que menosprecia a los periodistas o apenas los tolera, porque no los conoce, ni los valora ni los aprecia? Decían los viejos: “con su pan se lo coman”.
** Martes: de casarse si se puede, pero nunca embarcarse.
DEL DICCIONARIO A LA DIABLA…
LIBERTAD.-Bien preciado que se gana a pulso: y nadie te regala, menos un político de turno.
EXPRESIÒN.-Dìcese de la capacidad de continuar sorprendiéndote con la bajeza o la calidad humana.
LIBERTOS.-Como los esclavos que la conquistaron: los periodistas mexicanos que siguen en la brega dìa a dìa.