** Desde hace mucho, antes de la Pandemia Covitosa plaga mundial, mis 12 lectores fieles, me pedían “sugerencias” de lecturas de Literatura y Poesía. Pero un prurito mojigato me impedía hacer recomendaciones: porque temía, y no estaré errada, que me fueran a calificar de nostálgica fuera de este Siglo, e instalada en el dieciochesco o, si bien me va, en el XIX ya todo obsoleto: pero las circunstancias se imponen. Y los recados hay que ser atendidos. Les suplico a los lectores que no entran en los fieles, que me disculpen esta vez no hablar de política y no pontificar o juzgar acciones sociales.

** Se impone, para muchos de nosotros, un alto reflexivo, para esperar las horas que faltan para terminar el calamitoso año 2020. A quienes no han tenido nunca asideros en los libros, les sugiero poner atención a estas recomendaciones: nunca es tarde para los hallazgos, y créanme: la literatura y la poesía nos salvan. Nos resguardan de las malas cosas del mundo: la Palabra, mágica de por sí, es como un elemento aparte de los químicos que nos enseñaron. Algo de alquímica tienen ciertas obras, no todas ciertamente, que nos permiten soñar y sentirse a salvo.

** Van algunas, de todo corazón:

“No lo salves de la tristeza, soledad.
no lo cures de la ternura de que lo enferma.
Dale dolor, apriétalo en tus manos,
muérdele el corazón hasta que aprenda.
No lo consueles, déjalo tirado
sobre su lecho como un haz de yerba…”

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“Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la obscuridad abren los ojos
y les caen en ellos el espanto…
(Jaime Sabines. Recuento de poemas, 1950/1993. Editorial Joaquin Mortiz/Planeta mexicana, 1997. Horal).

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¡Ten piedad de nuestro amor
y cuídalo, oh Vida! (Carlos Pellicer)
“Amor mío , embellécete.
Perfecto, bajo el cielo, lámpara
de mil sueños, ilumíname.
Orquídea de mil nubes,
desnúdate, vuelve a tu origen,
agua de mis vigilias,
lluvia mía, amor mío.
Hermoso seas por siempre
en el eterno sueño
de nuestro cielo,
amor…

(“Órdenes de amor”, de Efraín Huerta: Poemas prohibidos y de amor. Colección mínima 62. Siglo Veintiuno Editores, México, 1973).

***

“Todos los hombres
me han deseado
lo mejor
con otro.
Miro desde la barrera
el abanico entrecerrado de sus barajas;
distingo poca cosa:
la borrosa silueta de un rey, oculta,
la vana multiplicidad del cinco de corazones.
Ningún arcano mayor,
Ninguna apuesta.
Vendo esta Casa VII,
se la vendo por dos reales.
Mi suerte no está en juego.
Está sólo escrita, echada
a llorar,
cumpliéndose.
Lo que ha de ser
ya Hera.
Entonces, recuerdo la sentencia de mi madre:
hija, las desgracias no vienen solas,
las precede un hombre…”

(“Honra de Sierva” de Corina Michelena. Colección Ficción, Editorial Universidad Veracruzana, 2003)

***

“A veces sólo somos promesas en la noche,
un canto retenido, asilenciado,
porque apenas empieza a tener nombre,
la lengua está agrietada, tensa y larga,
el gusto de ceniza y de nostalgia…”
(“Mide mi corazón la noche” de Óscar Walker. Antología: Poetas cosamaloapeños, de Octaviano Corro Ramos, cronista de la ciudad, 1985).

***

“Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos…
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños…”

(“La casada infiel”, del “Romancero Gitano”, de Federico García Lorca. Editorial Losada Océano, 1997, México).

** Siempre nos falta espacio queridos: esto es apenas un “tentempié” para el hambre de muchos que buscamos, en estas horas tremendas, asideros: no hay más dulces refugios que los que construimos con las Palabras. Ánimo a todos: los abrazamos por aquí, con la gratitud de los leales.

** Pacífico martes.

DEL DICCIONARIO A LA DIABLA…

BENDICIÓN.-“Cuando por el mandato de un supremo poder/Aparece el Poeta en este mundo hastiado…” Baudelaire.

LA VENDIMIA.-“No derroches la vida. Cuando no existas, sólo dirán de ti: “ha muerto”. Hafiz. Los gazales. Los poetas del vino.

DECIR LAS DESPEDIDAS.-“…tenemos tristeza por todos los que como tú o como yo/ no se encontraron en las tardes lluviosas/que han pasado de moda…” (“Decir las despedidas y otro poema”, de Miguel Molina. Cuadernos del caballo verde, Universidad Veracruzana.