Todos los días don Rodolfo Martinez recorre más de 40 kilómetros en un viejo triciclo buscando entre la basura algún desperdicio que sea valioso para él y poderlo vender posteriormente. <br />
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Conocido como Don Rodó o el abuelito, charla en Exclusiva con EL MERCURIO DE VERACRUZ sobre cómo es vivir de la basura: que no es fácil porque también la basura tiene `dueños`. <br />
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`Solo estudié la primaria y me casé muy jóven, no recuerdo si a los 15 años o 17, me junté con mi primera esposa y no funcionó, yo tomaba mucho y pues sin estudios es muy difícil encontrar un buen trabajo, además del vicio, estando en la calle te metes de todo`, expresó.<br />
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Mientras recorre el trayecto a su casa llega a la calle Camino Real donde tiene ubicada una modesta vivienda construida con láminas de zinc y una cerca a punto de colapsar, recuerda ` por este camino pasó el emperador Maximiliano y Carlota, bueno eso me dijeron y mira está todo abandonado`.<br />
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Mientras descarga lo recolectado y separa el metal por el que dice que le pagan tres pesos con treinta centavos, recuerda que de niño soñaba con ser doctor y darle a su mamá una mejor vida, pero los problemas y la precaria situación económica lo llevó a vivir de la basura, una forma de vida honrada pero nada higiénica.<br />
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`En este oficio se encuentra de todo en la basura, lo más feo que he encontrado son animales muertos, pero hay jeringas, medicina, desperdicios, papeles, etc`, aseguró.<br />
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Recuerda que hace algún tiempo trabajaba como pepenador en el basurero municipal recolectando botellas, aluminio, cobre, fierro y papel, todo lo que se pudiera vender y ganarse unos pesos, pero después el Sindicato de Limpia Pública que lidera Nino Bacxi, se adueñó del lugar y no lo dejaron seguir buscando entre la basura.<br />
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`Cuando volvieron casi privado el basurero municipal que estaba aquí prácticamente en la entrada de Las Brisas (zona norte de la ciudad de Veracruz) muchos nos metíamos por los cerros para ver qué encontrábamos, nos sacaron de ahí porque el sindicato se apropió de todo`, aseguró.<br />
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El abuelito, como cariñosamente le dicen los vecinos de su colonia, inicia su día desde las 6:30 de la mañana cuando en el viejo triciclo recorre los mercados en busca de desperdicio para sus cochinos que engorda y posteriormente vende a buen precio. <br />
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`Tenemos que buscar varias opciones para poder sobrevivir, tenemos unos puercos, algunas gallinas, lo importante es llevar el sustento a la casa`, expresó.<br />
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Mientras acomoda en un rincón de su casa el papel recolectado comenta que el precio al que vende los desechos es muy poco, tan solo el kilo de papel o periódico se paga en un peso.<br />
`Los precios varían el kilo de botellas de plástico son 3 pesos, los precios de aluminio están en 13 pesos el kilo, el cobre nos los pagan a 30 o 40 pesos`, precisa.<br />
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Dijo que en muchas ocasiones los locatarios del mercado le regalan algunas frutas o verduras que no están en perfecto estado, pero el tiene que hacer uso de esos regalos para comer.<br />
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La jornada de don Rodolfo termina casi a las 9 de la noche y carece de días festivos, prestaciones de ley y un salario semanal o quincenal.<br />