13.Abril.2014
OLIVER, UN NIÑO DE GUATEMALA, DESPLAZADO...
La otra Realidad que se vive en Veracruz
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Oliver Bosier lleva dos meses viajando en tren, desde que salió de su natal Panajachel, en Guatemala. Tiene 14 años y solo lo acompañan en el viaje su vieja mochila, sus tenis rotos y una manta percudida. Dice que salió de su casa, huyendo de la terrible pobreza que azota la región de las montañas, lugar al que pertenece. Sus padres le dijeron que buscara su vida, que se fuera, que ahí no querían verlo morir de hambre. Así que tomó sus cosas y emprendió el viaje al norte, hasta donde pueda llegar. Ya no es su prioridad alcanzar los Estados Unidos, solo sobrevivir.<br />
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`En Panajachel, no hay trabajo, refiere, no hay nada, solo se siembra un poco de frijol y ya. Si llegaras a encontrar empleo como jornalero, cortando árboles y vendiendo madera, te pagan 1 Quetzal por hora o 20 Quetzales por día, mas o menos 30 pesos, eso ¿para que te alcanza?, por eso me vine a caminar, cualquier lugar es mejor que allá`. Comenta Oliver, mientras juguetea con el dedo en uno de los muchos agujeros que poseen sus tenis Nike . `Es un sistema de ventilación que yo inventé`, bromea el niño, con un poco de pena, al verse descubierto, pero sin dejar de hacerlo.<br />
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Durante su recorrido, sus infantiles ojos han visto muchas cosas. Desde maras, hasta paisanos y animales destrozados por `La Bestia`. Abusos de todo tipo.<br />
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`No tengo miedo de los maras, ni de la bestia. Los maras te roban si vas pa`bajo, no si sales de Guatemala. Nunca he presenciado un asesinato o me a tocado ver que lancen a alguien del tren, solo he visto caer a algunos, y como el tren los despedaza. En Córdoba, un camarada se bajó a beber agua y cuando quiso subir, se resbaló, y el tren lo hizo cachitos. También he visto perros y gatos morir así. Partidos por la mitad`. Recuerda Bosier, estirando los brazos y piernas cuan espigado es.<br />
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Aquí, en Veracruz, conoció al `frijol`, un sacamonedas del malecón de 13 años, que lo ha llevado en sus andanzas por toda la ciudad de Veracruz. <br />
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`Yo no saco monedas, el frijol es el bueno para eso, yo pues hago lo que puedo y si alguien me regala un taco, pues bien, pero aquí ando viviendo de lo que pueda, jajajajajaja orita soy representante del frijol`, relata entre risas.<br />
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Su dormitorio, es un sucio callejón, aquí en el puerto.<br />
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`Duermo en un callejón, por las vías. Hay muchas ratas, pero nunca estoy solo, siempre hay otras personas que llegan a dormir al mismo callejón o cerca de las vías. Por ahora nadie nos molesta, espero que siga así`. Comenta el guatemalteco Oliver Bosier, quien muestra en la cara, las huellas de la batalla libradas contra el sol y contra el hambre. Tantas horas de exposición, le han cubierto de manchas blancas la piel.<br />
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Con respecto a su regreso a Guatemala, dice que no está en sus planes por ahora retornar a Panajachel, quiere conocer más lugares, vivir más. Le gusta el mar de Veracruz, podría aprender a sacar monedas o a pescar, pero su estancia depende de las oportunidades que para un chico de su edad y su condición se presenten en el puerto de Veracruz.<br />
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`He oído que algunos paisanos se quedan por acá, que se casan con muchachas bonitas, ajajjajaja, yo no se si a mi me vaya a pasar lo mismo, ahorita no mas es sobrevivir, está bonito Veracruz, me gusta, quiero conocer más`. Exclama entusiasmado el muchacho, que se rehúsa a escuchar, el estrepitoso aullido de la ignorancia.<br />
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Luego se despide y se va con frijol al otro lado de la bahía, observando las esculturas del paseo, volteando la cabeza del muelle al faro, brincando los escombros acumulados, preguntando cosas a su camarada tropical. Se detiene y bebe un trago de refresco que le ofrecen unos pescadores, amigos del frijol, agradece y sigue su camino. Se paran cerca del muro de pescadores y se sientan en la orilla, señalan al horizonte y ríen mientras entra un nuevo barco al recinto portuario, luego se tienden sobre la acera, cerrando los ojos, tal vez esperando que al abrirlos, el sueño haya terminado.

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