21.Junio.2015
UN HOMBRE DE MUCHOS PLÁTANOS
El Primer platanero de México, toda una Historia de Vida
Por ENRIQUE PIÑA
Foto: / ENRIQUE PIÑA /
Foto: / ENRIQUE PIÑA /
Por: ENRIQUE PIÑA /

A sus 75 años Don Paco como lo conocen en la ciudad tiene un sin fin de historias que contar, pero recuerda como inicio la venta de platanitos fritos en bolsa, ya que en 1953 laboraba en el ingenio cañero San Cristóbal, pero una huelga los dejó sin ingresos, por lo cual tuvo que explorar nuevos horizontes.

Don Pascasio Reyes y un amigo llamado Arturo de Córdoba quedaron sin trabajo y fue entonces que surgió la idea de comercializar productos fritos.

¨No teníamos que comer y Arturo de Córdova como el actor, pero este sabia de carpintería, el me dijo cabrón ponte a vender algo, aunque sea palomitas, me hizo una rebanadora, nos regalaron un racimo de plátano macho verde y los rebanamos, los pusimos a freír, los primeros plátanos fritos los puse al sol, sabían a masa, me desesperaba de que no quedaban, así le hice la prueba varios días, hasta que nos quedó¨.

A paso lento por el campo de fútbol de la localidad de la víbora, recuerda que él fue el primer “platanero de México”, después surgió Sabritas en 1968.
“Inicié vendiendo plátanos fritos desde chamaco, antes era cortador de caña, desde los 15 años vendo platanitos fritos, de este negoció he levantado todo lo que tengo, le di escuela a mis hijos aunque muchos no quisieron estudiar, tengo 6 hijos, algunos en Estados Unidos y en México”.

“Me junté y después de que nacieron mis hijos me separé, cada quien se fue por su lado, yo me quedé con los niños por algún tiempo y ellos me apoyaban a hacer la vendimia”, recuerda con orgullo el platanero.
Añora los días en que el tren era su medio de transporte y se trasladaba a la ciudad de Papaloapan a comprar el Plátano verde, posteriormente rebanarlo, freírlo y empaquetarlo para su venta.

“Nos subíamos al tren mis hijos y yo, llegábamos de madrugada a los platanales de Papaloapan, esperábamos que amaneciera y comprábamos por costales el plátano verde, comíamos en cualquier lado y tomábamos el tren que iba de regreso a Villa Isla”.

Recuerda que cuando sus hijos eran pequeños freía entre 700 y mil bolsitas de plátanos, que posteriormente vendía en 5 y 7 pesos en los parques, a las afueras de las escuelas, en carreras de caballo, en partidos de futbol, cualquier lugar era su punto de venta.

“Mis hijos se quedaban ayudándome hasta altas horas de la noche, yo freía los plátanos, uno de ellos le quitaba la cáscara , otro empaquetaba y uno más sellaba las bolsas, así estaban hasta la madrugada ya cuando los vencía el sueño”.

Ahora ya camina lento y con las manos arrugadas ha reducido la producción considerablemente, debido a que solo vive con María, la mujer con quien vive hace 20 años .
“Tiempo después mi ex esposa vino por mis hijos y se los llevó a vivir a Veracruz, allá terminaron la escuela, uno es Licenciado, dos más están en Estados Unidos, aún me visitan. Yo conocí a María, con quien me volví a juntar hace 20 años y seguimos juntos, seguimos vendiendo plátanos fritos, pero ahora también comercializamos “Malanga frita”.

El platanero como le conocen, continúa la venta de bolsitas de platanitos fritos en los camiones que van con rumbo a la Mixtequilla y Tlalixcoyan.

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