14.Febrero.2017
OBISPOS DE MÉXICO Y EU ABORDAN EL TEMA DE MIGRACIÓN
En Brownsville, Texas
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Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de México y Estados Unidos se reunieron en la Parroquia Nuestra Señora de San Juan del Valle, diócesis de Brownsville, Texas para compartir “inquietudes del momento actual, tan difícil y apremiante que están viviendo nuestros hermanos migrantes, en ambos países”, informó el Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Alfonso Miranda Guardiola.

A la reunión binacional de obispos, llamada “Tex-Mex” acudieron 9 obispos de México, 10 de Estado Unidos, y el Nuncio Apostólico de Estados Unidos, Christophe Pierre, además de sacerdotes, religiosas y laicos que trabajan en la atención a migrantes, en ambos lados de la frontera.
Este martes analizaron cómo operan las casa de migrantes y los centros de detenciones, además de trabajar en la coordinación de los esfuerzos pastorales entre las diócesis, parroquias, centros de atención a migrantes, albergues.

“Al final de la sesión de este día, se compartieron muchas inquietudes del momento actual, tan difícil y apremiante que están viviendo nuestros hermanos migrantes, en ambos países”.

Durante la reunión, el obispo emérito de Brownsville y decano de los obispos fronterizos, Raymundo Peña recordó que las reuniones Tex-Mex, empezaron a realizarse en el año de 1986, tratando ya los temas de los indocumentados, las drogas y las bandas delincuenciales. Dichas reuniones binacionales, atravesaron iniciativas del Papa Juan Pablo II, que abrían nuevos horizontes y esfuerzos por una nueva evangelización en 1992-1993.

En torno al Sínodo de las Américas, analizaban las realidades vividas en la frontera, y atendían las palabras del Papa Juan Pablo II, que hablaba de considerar una sola América, y no una del norte y otra del sur. Con el lema: “Comunión y solidaridad” sintetizaba el sentido y el trabajo de la Asamblea General de obispos de toda América, reunida ese 16 de diciembre del 1997.

Después del Sínodo, se formó la Conferencia Eclesial de la Frontera, que permitía discernir las mejores maneras de transmitir el Evangelio en América. Se requería empezar con la unidad de las Iglesias en Texas y en la frontera norte de México. La atención a los migrantes en primer lugar: albergues, relaciones entre gobierno y sociedad civil, y relación entre las diócesis fronterizas.

Lo que se buscaba era incrementar la coordinación ya existente, para lograr una todavía mayor colaboración. Fruto de ello, fue la realización del primer documento binacional llamado: “Juntos En El Camino De La Esperanza Ya No Somos Extranjeros”, del año 2002. Donde se afirma que: Nuestros pueblos están llamados a actuar como verdaderos vecinos y trabajar unidos por construir un más justo y generoso sistema de migración. Las reuniones han continuado desarrollando proyectos múltiples de pastoral, y de mutuo entendimiento entre las diócesis e Iglesias de ambos lados de la frontera.


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