18.Junio.2018
NUEVAS PATERNIDADES
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11.Septiembre.2018





Recientemente, en Abril, estuve trabajando en la Feria del Libro Universitario en la biblioteca para bebés y niños pequeños, y una de las cosas que más llamó mi atención fue la cantidad de padres varones que, en compañía de las mamás de sus vástagos o solos, traían a sus hijos y les dedicaban todo el tiempo del mundo para leerles un libro o jugar con ellos.

También en las calles, en los parques, en los centros comerciales y otros lugares de reunión, cada vez vemos más padres varones involucrados con el cuidado y la crianza de sus hijos pequeños. No tantos como quisiéramos o como se necesitan en estos “tiempos difíciles”, pero poco a poco las estructuras van cambiando.

De acuerdo con los enterados, el modelo tradicional de masculinidad se basa en tres elementos esenciales: la limitación emocional, la obsesión por el éxito y el ejercicio del poder y la jerarquía, lo que se traduce en un comportamiento afectivo limitado, una conducta sexual restringida, un problema para ocuparse de sí mismos (especialmente en términos del auto-cuidado de la salud), y actitudes basadas en la agresión, el control y la competencia.

Hoy el escenario va cambiando… En las familias ya no es suficiente con que el padre cumpla un rol de proveedor económico, pues las madres también proveen dinero.

Muchas cosas se están repensando: las tareas del hogar, el cuidado de los hijos, la provisión material y afectiva, las cantidades de tiempo compartido, etc… Y aunque las madres juegan un papel biológico trascendental en los primeros años de vida de los niños, la función de los padres varones debe reivindicarse.

Los chicos requieren de la presencia física y tangible de sus padres, y no sólo de madres omnipresentes e hipercontroladoras. El equilibrio parental es básico, creo yo, para la salud emocional, física y mental de los hijos.

Observo una tendencia en las madres jóvenes, que trabajan muchas horas fuera de casa, a intentar compensar todas las horas en que están ausentes con una actitud maternal demasiado solícita y complaciente. Entonces , más que nunca, el papel del padre que ayuda a los hijos a confrontarse, a tener límites, a superar sus miedos y a sentirse seguros, se hace muy necesario.

Pero estamos hablando de un nuevo concepto de paternidad. Atrás deben quedar esos estereotipos del padre como el hombre fuerte, el que manda, el que nunca llora, el que decide, el que sólo se maneja por la razón y no se deja llevar por las emociones, el proveedor de la familia, el que castiga, el ausente…

Las niñas y los niños de esta difícil época, necesitan hombres capaces de involucrarse a fondo en su rol de padres desde el principio de sus vidas, de participar en su cuidado y crianza; de abrazarlos, besarlos, de dedicarles tiempo en forma especial, de jugar con ellos, de conversar, de estar con y para ellos, independientemente de que vivan juntos o no.

Aprovecho para hacer llegar una sentida felicitación por el Día del Padre a todos nuestros lectores mercuriales, con la expresión del deseo de que poco a poco más hombres se sumen a esta nueva mirada, busquen una profunda conexión afectiva con sus hijos, y dejen atrás su papel de simples ”engendradores” y proveedores económicos.

¡Hasta la próxima semana!


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