Me da repeluz observar en estos “tiempos difíciles” cómo hasta los temas más trascendentes para el país, como definir una política pública para los niños mexicanos, se envilecen y se enturbian.
Hay dos tendencias encontradas de grupos de organizaciones civiles y no gubernamentales, impulsando dos versiones de un pacto por la primera infancia con preceptos para construir un compromiso de todos aquellos que hoy son candidatos a la presidencia de la República o a las gubernaturas, pero que podrían llegar al centro de la toma de decisiones.
Una de estas tendencias es el Pacto por la Primera Infancia, encabezado por la conservadora y derechista organización Mexicanos Primero, y la otra es Mexicanos por la Niñez, que liderea la REDIM (Red de Defensa de los Derechos de la Infancia en México), un poquito más hacia el centro-izquierda.
Pero ante los intentos de estas organizaciones de llevar a los políticos a pensar en las necesidades de los niños mexicanos menores de seis años, los niños del limbo, en los que casi nadie piensa, éstos sólo aceptan firmar el Pacto para salir en la foto, o hacen propuestas huecas como decir que de llegar al poder abrirán más “guarderías”, sin atender las carencias de las actuales, y hablan de “ampliar los horarios de atención” en lugar de mejorar las condiciones de las madres trabajadoras disminuyendo sus horarios laborales y apoyando su economía con licencias de maternidad más amplias.
Me pregunto si alguien los asesoró antes o si conocen lo mínimo del tema, para entrar en la piel de las realidades que viven muchos de los niños y de sus agentes educativos en este país.
Sé que estoy hablando “en chino” para muchos de los respetables lectores mercuriales, pero que también compartiré el sentir y el lenguaje de muchos otros.
Desde hace muchos años dedico mis esfuerzos laborales y aún de tiempo libre a la ardua tarea de hacer conciencia social y difundir que nuestros niños pequeños ya no deben ser considerados "los invisibles", que ya no deben ser tratados como objetos de cuidado sino como sujetos de derecho, y que nuestras instituciones educativas ni guardan ni cuidan niños.
Los agentes educativos de niños pequeños merecen ser dignificados social y económicamente aunque no sean maestros de educación "básica"; los niños pequeños son sujetos de derecho y aprendices competentes, y en los Centros de Atención Infantil (que ese es su nombre genérico correcto de acuerdo con la Ley de la materia) se atienden sus necesidades emocionales, físicas y educativas como en ningún otro nivel educativo: siendo garantes de sus derechos, a través del arte, el juego y la lectura, permitiendo el movimiento libre y la creatividad, promoviendo su felicidad ( por mencionar solo algunas cosas).
A todo esto, agreguemos que lo que se aprende en los primeros años construye el 80% de las redes neuronales para toda la vida.
Pensar que los Pactos por la Primera se reducen a una firma de políticos aspirantes a un cargo, y que sólo dependen de lo que ellos propongan, nos deja afuera a todos y cada uno de los que formamos la sociedad civil y que también debemos promover desde nuestras trincheras propuestas y mejores oportunidades para los más pequeños. Atender a las familias y a sus niños en este estrato de edad, constituirá la verdadera transformación de este país.
