26.Marzo.2018
LEER POR GOCE, NO POR PRESCRIPCIÓN
Por
DENUNCIAN A YUNES LINARES POR AGRESIÓN
Columnas anteriores
11.Septiembre.2018





Antes de empezar, ofrezco una disculpa a los Lectores mercuriales por mi prolongada ausencia en este espacio.

Estuve cumpliendo con ciertos compromisos de trabajo que me sacaron de mi vida cotidiana, que implicaron viajar y trabajar lapsos de diez horas diarias en las que acababa realmente con el seso exprimido, sin más voluntad que la de descansar para recuperar fuerzas y enfrentar la siguiente jornada.

Y aunque aparentemente empieza el periodo vacacional de Semana Santa, la verdad es que sigo atareada ahora escribiendo unas guías para padres y maestros con la producción para primera infancia de una conocida editorial, actividad que desarrollo una vez al año desde hace cuatro.

Pero no me quejo…Disfruto enormemente esa experiencia creativa. Se trata de revisar las novedades de libros para niños, y pensar en todas sus posibilidades para que los papás y los maestros puedan sacar el mayor “jugo” posible de su lectura.

Aunque en esta ocasión, confieso que estoy sintiéndome un poco mercenaria, pues ha cambiado el formato del trabajo y ahora la editorial solicita que crucemos las actividades propuestas con los aprendizajes esperados y los indicadores de logro del Modelo Educativo para la Educación Obligatoria. Es una exigencia del mercado, lo entiendo, pero contradice lo que siempre he pensado y predicado acerca de la lectura a los bebés y a los niños preescolares.

Me explico: la lectura en esta etapa de la vida no debiera buscar más aprendizajes que aquellos que tuvieran que ver con la exploración de las posibilidades del lenguaje, y el ingreso al mundo de lo imaginario, de la ensoñación, de lo simbólico.

Los buenos libros infantiles que a los niños les agrada que les leamos y les releamos antes de dormir, los que los adultos y los niños podemos reescribir o inventar a partir de las imágenes bien trabajadas, son aquellos que nos permiten crear ambientes donde los elementos primordiales son la libertad, la calidez, el contacto afectuoso, el juego y el placer de la cadencia de las palabras.

No me encanta entonces la propuesta de que los libros sean usados como instrumentos pedagógicos, para enseñar contenidos, valores, ideologías, creencias o patrones de comportamiento, del corte de “el libro para dejar el pañal”, o “el libro de los colores”, o “el libro para aprender la solidaridad” o para “recibir a un nuevo hermanito”. Si quisiera equipararlos a algunos géneros de literatura para adultos, diría que los libros con consigna equivalen a los libros de autoayuda o a la literatura panfletaria.

Cuando se supedita a un fin utilitario, educativo o moralizante, la literatura infantil simplemente deja de serlo. Para mí, los buenos libros para niños son aquellos que brindan una verdadera experiencia estética, retadores en su propuesta narrativa y visual, los que se leen con todos los sentidos y que no tienen ninguna intención didáctica…Los que se leen por puro goce, no por prescripción.

Así que si entre los queridos lectores de esta columna hay papás o maestros de niños pequeños, les lanzo la invitación para que amorosamente los acompañen en esta exploración libre y lúdica de sí mismos, de los otros y del mundo que sólo la lectura hace posible. Brindarnos junto con ellos esta posibilidad, es justificación suficiente para compartir la placentera experiencia de leer, sin otro fin que sí misma.

¡Hasta la próxima semana!


  QUIÉNES SOMOS  
© Toda la información de este Portal Informativo está protegida por la Ley de Derechos de Autor Los medios que deseen reproducirla pueden contratar.