01.Diciembre.2016
NI PERDÓN NI OLVIDO
Por
DENUNCIAN A YUNES LINARES POR AGRESIÓN
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11.Septiembre.2018



Hace muchos años, cuando andaba alrededor de los veinte, seguía con especial interés las noticias de Sudamérica. Sentía una especial simpatía por todas las víctimas de las dictadoras en Argentina y Chile, y leía a Bonasso y a Reveles con las historias documentadas sobre los excesos militares, y la suerte de muchos desaparecidos y presos políticos.

Cuando terminaron las dictaduras, y empezaron a conocerse los abusos cometidos, se acuñó en la Plaza de Mayo de Buenos Aires la frase “ni perdón, ni olvido”.

Este día en que empezamos un nuevo gobierno en Veracruz, no puedo evitar que la frase regrese a mi memoria, apropiarla y enarbolarla, y como yo, seguramente muchos habitantes de la entidad estarán pensando lo mismo.

Será justo que los veracruzanos veamos el amanecer después de una larga noche aciaga de violencia, secuestros, levantones, robos, asaltos, trata de personas, narcofosas y negocios ilícitos…

Será justo que nunca más vivamos niveles tan inmensos de corrupción, desvío de recursos públicos, impunidad y delincuencia…

Veracruz está en quiebra técnica, paralizada la producción, agigantado el endeudamiento, sin recursos para alentar el más mínimo crecimiento económico.

Tan sólo antier la nueva Secretaria de Finanzas, Clementina Guerrero, nos informaba que con la deuda acumulada entre 2011 y 2015, de más de 52 mil millones de pesos, hubieran podido construirse 62 hospitales, asegurar gastos a la Universidad Veracruzana por diez años, construir 150 mil viviendas, mil 433 kilómetros de carreteras y cubrir veinte veces los costos del programa de seguridad.

De ese tamaño es el boquete causado al erario.

A partir de hoy, los veracruzanos podemos tratar de aprender de lo ocurrido, entender que no podemos ser tan apáticos y omisos, y que la reconstrucción de la entidad no será tarea de un solo hombre, sino de todos y todas los que amamos esta tierra.

Cuando uno vive un periodo difícil, la tendencia natural es querer olvidarlo todo y recomenzar de nuevo.

Pero en este caso, no podemos darnos ese lujo.

Nadie puede ni debe olvidar la afrenta, el agravio, el descaro inaudito, la rapacidad sufrida…

Nadie puede ni debe olvidar los más de doscientos mil millones de pesos desviados, a los cómplices del robo en descampado con curul, los salarios no cubiertos, las deudas atrasadas.

Nadie puede ni debe olvidar a las madres que lloran a sus hijos desaparecidos, a los enfermos que se quedaron sin atención médica, a los jubilados que tuvieron que pasar penurias para sobrevivir, a los que no sobrevivieron…

Se vale la esperanza, pero no caben ni el perdón ni el olvido.

¡Hasta mañana!


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