15.Noviembre.2016
TATOO
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Una de mis hijas acaba de sorprenderme, de manera no muy agradable, haciéndose un tatuaje en la cintura. Debo confesar que cuando se lo ví, no me hizo nada de gracia. Así que me puse a investigar sobre el tema para tener argumentos y expresar mi opinión.

La palabra tatuaje viene del sustantivo samoano “tao” que significa “marca”. Los tatuajes generalmente se han asociado con rebeldía, rudeza o irresponsabilidad, sin embargo, en estos “tiempos difíciles”, ya no son el símbolo de la audacia o de cierto nivel social como lo fueron décadas atrás.

Según ciertas investigaciones, hoy en el mundo casi cuatro de cada diez personas tienen un tatuaje, y el cincuenta por ciento de éstos, más de uno. Tengo varias amigas incluso que se han tatuado los párpados, las cejas o los labios. Hoy los tatuajes, ya sean cosméticos o decorativos son completamente habituales, y eso es porque tener en el cuerpo símbolos de tinta, no siempre significa tener un estilo de vida poco convencional o infringir valores.

Sin embargo, existen distintas posturas en cuanto a realizarnos o no uno. Yo, personalmente, pasé por una etapa en mi juventud donde deseaba desesperadamente tatuarme un unicornio; hoy me río con ternura de mí misma y creo que en esta etapa de mi vida, nunca me haría uno.

La piel del cuerpo está constituida por tres capas, epidermis, la más superficial; dermis e hipodermis las más profundas. Desde el punto de vista científico, cuando realizamos un tatuaje en nuestra piel, la aguja perfora profundamente la piel e inserta tinta en la dermis, lo que provoca una respuesta inmunitaria. El organismo reacciona e interpreta el tatuaje como la herida que es enviando un regimiento de glóbulos blancos, soldados que degradarán parte del tejido pintado; pasa el tiempo y las partículas de tinta son destruidas y son transportadas por el sistema linfático; por ellos los tatuajes pierden intensidad poco a poco.

Sin embargo, los estudios científicos han demostrado que tatuarse puede tener efectos benéficos en el sistema inmune pues de acuerdo con ellos, la primera vez que te haces un tatuaje las defensas de tu organismo se ponen en guardia; pero si lo vuelves a hacer, estas se reforzarán como si se tratara de una vacuna.

Creo que es importante hablar con nuestros hijos y antes que satanizar los tatuajes y prohibirlos sin más, ayudarles a crear conciencia de que se trata de una decisión que durará para toda la vida. El grabado en la piel será por siempre, por lo que es muy conveniente pensarlo muy bien antes de hacerlo.

Es sin duda, una decisión que deben tomar cuando tengan edad suficiente para ello. Y si a pesar de todos los argumentos, deciden seguir adelante, deben buscar el mejor lugar para realizarlo, con todas las medidas sanitarias de ley.

Hoy existe ya una tinta diseñada para ser eliminada luego de un año, cuyas moléculas de pigmento son mucho más pequeñas que las de antes, y por ello pueden ser capturadas por las células del sistema inmune, de manera más fácil. Ésta es una opción que puede darles la oportunidad de arrepentirse en un futuro.

¡Hasta mañana!


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