Mucho se ha escrito e investigado acerca de las características y comportamientos de los jóvenes nacidos a finales de los años ochenta, conocidos como la generación de los “millenials”, pero aún sus padres y sus empleadores batallamos para tratar de adaptarnos o entender su visión del mundo. Ahora tendremos que empezar a conocer y analizar las características y comportamientos de sus hermanos menores, la generación “Z”, llamados también zillenials, porque tienen algunos rasgos distintivos que deben ser considerados en la crianza, la educación y el ambiente laboral que se les ofrezca.
Los “zillennials” son estos adolescentes y jóvenes veinteañeros nacidos después de 1995, que nacieron y se criaron rodeados de tablets, teléfonos inteligentes, que usaban las redes desde bebés y para quienes la inteligencia artificial ya no es una ficción; representan el 26% de la población mundial.
Son chicos ultraconectados, nacidos en un contexto altamente tecnológico, con una extraordinaria capacidad para comprender y adaptarse rápidamente a las innovaciones que van apareciendo; están marcados por las comunicaciones rápidas, los mensajes cortos y los contactos virtuales, por lo que sus habilidades para la comunicación y las relaciones interpersonales, se han visto limitadas.
Sin embargo, una de las grandes características positivas de estos chicos es que son sensibles y comprometidos con su entorno, preocupados por el impacto ambiental de la actividad humana. No son sujetos pasivos, están siempre informados en tiempo real de lo que acontece y son proclives a actuar desde las redes sociales por las causas que les convencen.
Invertir en su formación, y en el desarrollo tecnológico, debe ser una prioridad para los países del mundo en estos “tiempos difíciles”; pero mientras la Unesco recomienda a los estados invertir en educación por lo menos el 8% de su producto interno bruto en el rubro educativo, y el Banco Mundial eleva esta cifra al 10%, en México apenas se invierte el 6% y buena parte se destina al pago de la nómina de maestros.
Los padres también nos vemos comprometidos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para guiar y formar a estos chicos, sobre todo en contrarrestar los efectos del sumergimiento en la tecnología sobre sus capacidades sociales y de lenguaje; es importantísimo el rol de la familia para asegurarnos que estos chicos y chicas desarrollarán las habilidades colaborativas que les permitan trabajar juntos para enfrentar los retos del difícil mundo que les heredaremos.
Los “zillennials” están llamados, si todo marcha como lo esperamos, a ser los salvadores de la Tierra, y a ser más sensibles y resolutivos frente a las catástrofes que hoy vivimos.