Siempre he sido una apasionada defensora de que la crianza de los niños debe llevarse a cabo, preferentemente, por la propia madre. Sin embargo, trabajo en el nivel educativo que atiende y coordina a los centros de desarrollo infantil, y en estos días, con motivo de la preparación de la Fase Intensiva de los Consejos Técnicos Escolares, he tenido la oportunidad de estar de cerca trabajando con muchas directoras de estos centros y de escucharlas compartir sus experiencias, así como confirmar si compromiso, entrega y entusiasmo.
Asi que decidí compartir en esta ocasión algunas de las ventajas que ofrecen estos centros a las familias que confian en ellos para el cuidado y atención de sus niños pequeños.
Definitivamente, la mejor de las ventajas del centro infantil consiste en ser un primer elemento de socialización para el niño. En la guarderia, el pequeño aprenderá a compartir, a esperar y a respetar; y podrá fungir como la estructura intermedia entre la propia familia e integración del niño en los demás estamentos sociales.
También, el centro nos posibilita el seguir paso a paso el proceso de desarrollo y maduración de cada niño. Así, podemos detectar los posibles desequilibrios, desajustes o déficit que se vayan produciendo. Esta posibilidad de actuación preventiva va a ser determinante y fundamental para el desarrollo de los pequeños.
La estructura del centro está concebida en función de las necesidades de los niños, ofreciendo mayores posibilidades para la manipulación y exploración de los objetos y el espacio. En el marco familiar, los espacios suelen ser limitados, produciéndose continuas prohibiciones, para que no tomen determinados objetos o se suban a diversos lugares, hecho que limita las posibilidades de experimentación de los niños.
El ver, observar y admirar a otros compañeros sirve de gran motivación en determinadas actividades y aprendizajes. En este sentido, todos somos conscientes de las posibilidades que nos ofrece la imitación (control de esfínteres, comida, aspectos motores, etc.) a estas edades.
A través del juego, los educadores facilitarán los medios para favorecer el desarrollo del niño, generando en este sentido de afecto, amistad, compañerismo, ternura y, en general, contribuyendo a una mayor sensibilidad con los otros, lo cual es facultad para otra serie de actividades, como la observación, captación, comprensión de estímulos, etc., que crean en los niños una mayor independencia y autonomía.
Finalmente, pensaría que es muy importante que la familia pueda percatarse y valorar que sea cual sea su decisión, cuidar al niño en casa o llevarlo a una guardería, la crianza actual tiene una categoría de compartida; por tanto, el aprendizaje y la educación de su hijo será siempre producto de las interacciones con otras personas. Lo importante es elegir que tipo de personas queremos que interactùen con nuestros pequeños.
