09.Agosto.2016
LOS BEBÉS NO SON CÓMO LOS CUENTAN
Por
DENUNCIAN A YUNES LINARES POR AGRESIÓN
Columnas anteriores
11.Septiembre.2018



Todos los días, en mi trato con mamás y niños pequeños, en guarderías, en la pequeña biblioteca de los viernes, o en mi propia familia, confirmo una triste verdad: los seres humanos somos tal vez la única especie que desconoce a sus propias crías, que muchas veces no tiene ni la menor idea de cómo son, que necesitan, cómo hay que tratarlos, qué hace tan especial a esta etapa de la vida.

Y es que los bebés, definitivamente, no son como nos lo contaron. Por ejemplo, es enteramente falso que les guste dormir solitos en una cuna, rodeados de barrotes, como pajaritos frágiles presos en una jaula. Está más que probado que les gusta dormir junto al cuerpo de su madre, calientitos, amparados y seguros.

A los recién nacidos no les gusta ni medio la posición horizontal…Quieren ser sostenidos en vertical, dormidos sobre el pecho de sus padres, arrullados por el latido de sus corazones.

Es falso que si los cargas todo el tiempo se “acostumbrarán” a los brazos; lo cierto es que ya nacen acostumbrados, programados desde el principio para ser “portados” por sus padres o cuidadores.

Los bebés muy pequeños no duermen noches completas. Se despiertan a cada momento: para comer, para comprobar que su mamá está a su lado, cerciorándose de su presencia, que es su seguridad. Eso es lo natural, lo común.

Y no, los bebés no quieren estar solos en la habitación o en un corral…Quieren estar con los adultos de referencia, ser atendidos, no perder a la madre de vista ni un minuto, devolver las sonrisas recibidas.

Ninguna leche en polvo, por muy enriquecida y mejorada que se ofrezca en el mercado, sustituirá la estimulación y la nutrición aportada al bebé por la leche de su propia madre.

A los bebés no les interesa usar ropita con encajitos, moños, lazos o cintas. Prefieren ampliamente estar desnudos, con el mínimo de ropa posible, correr sin zapatos, y gozar del tacto de la piel de su madre.

Y tampoco es posible que estén quietos, no es su naturaleza. Requieren estar en perpetuo movimiento: mecerse, arrullarse, pasear, gatear, correr, saltar, explorar, llegar a todos lados, y tocar todo. Sólo así pueden desarrollar su riqueza sensorial y su inteligencia.

Son más sabios de lo que concedemos, y son aprendices competentes desde el principio de la vida. Aprender lo que viven, lo que oyen y ven.

Nos han dicho que los bebés son altamente demandantes…Yo creo que más bien los adultos a veces somos altamente intolerantes.

Conocer más de las crías humanas, entender que somos su ejemplo, su seguridad, su referente, su único universo, sería un gran aporte a esta tarea de humanización de los entornos familiares y sociales, que tenemos pendiente en estos “tiempos difíciles”.

¡Hasta mañana!


  QUIÉNES SOMOS  
© Toda la información de este Portal Informativo está protegida por la Ley de Derechos de Autor Los medios que deseen reproducirla pueden contratar.