03.Agosto.2016
VOLVER A LA REALIDAD
Por
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Después de una semana de vacaciones en el relax total, sin preocupaciones, sin wi-fi ni señal del celular por varias horas del día, y sin otra preocupación más que “¿adonde iremos hoy?”, cualquiera pensaría que el regreso a casa debería presentarse con bríos renovados y muchos ánimos por trabajar y producir.

Pero lo cierto es que, en algunos casos, el síndrome post-vacacional nos pega duro: insomnio, dificultad para organizarnos, apatía, desánimo, irritabilidad. Y aunque muchos no lo crean, es un síndrome común, que no sólo experimentan los adultos sino también los niños, y que debe ser tomado en serio.

Este es mi primer día después de una larga semana fuera de casa y de la oficina, incluso fuera de Veracruz. Todavía tengo los ojos llenos del verde del mar del Pacífico, de la belleza exultante de sus paisajes, del exótico viaje gastronómico comiendo los mariscos de esas costas y la variedad de la cocina oaxaqueña, de los días largos y las noches cortas del verano. Así que no es extraño que me sienta desencanchada, sin saber por donde y cómo volver a la realidad.

Volver a las responsabilidades y las exigencias de la vida cotidiana, puede ser duro y debe ser tomado con calma. Estoy empezando por ponerme al día de todas las cosas que ocurrieron mientras estuve fuera, y retomar las cosas que dejé pendientes antes de irme. No me ha quedado otra alternativa que organizar actividades, tiempos y procesos.

Creo que algo que necesitamos modificar es nuestra manera de concebir el trabajo, como una pesada obligación…. En mejor mirarlo como una forma de realización, de sentirnos útiles y de meternos en un proceso de aprendizaje constante. Empezar por aceptar el hecho de que ya tuvimos un tiempo para descansar y que ahora nos toca afrontar las responsabilidades y ponernos a trabajar. Así de fácil.

Para los niños, despedirse de las vacaciones y comenzar la rutina también puede ser sinónimo de tensión y stress. Dejar atrás los días de holganza y sin horarios, y prepararse para la vuelta al colegio o la guardería, puede ser difícil y requerirá de un proceso de adaptación. Si bien regresar a la escuela es también motivo de alegría porque volverán a encontrarse con sus amigos y estrenarán uniforme y útiles escolares, también puede ser fuente de ansiedad y angustia. Así que una recomendación aplicable para todos es que este regreso a la vida real sea paulatino, preparado, planeado. Volvamos a nuestra dieta habitual días antes, disminuyendo poco a poco los refrescos, los helados, las chucherías que abundan en las vacaciones; un par de semanas antes del regreso a la escuela vayamos reintroduciendo los horarios de comida y de sueño, así como las rutinas básicas como la de cenar-bañarse-dormir de los bebés.

Y sobre todo, evitemos los comentarios negativos de nuestra parte, para no transmitirles el regreso a la escuela como algo desagradable. Destaquemos el reencuentro con los amigos, los nuevos retos, el estreno de uniformes y útiles escolares, etc…Hablar con normalidad del tema del regreso a la escuela puede significar un estímulo positivo de apoyo familiar, que les ayudará a tener una actitud favorable de vuelta a la rutina.

¡Hasta mañana!




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