El fin de semana pasado, celebramos el cumpleaños de mi hija mayor, juntos, en familia. Algunos no pudieron estar presentes físicamente, porque sus obligaciones se los impidieron, pero estuvieron ahí de corazón, porque fueron criados en ese hábito, de estar y disfrutar en familia.
Y es que yo creo que si algo fortalece a la familia, es precisamente el hecho de mantener lazos sólidos y juntarnos en las buenas y en las malas.
Pero en estos “tiempos difíciles”, entre los compromisos de trabajo, las distancias y el tráfico en la ciudad, las actividades escolares y otros compromisos, las familias tienen dificultades para disponerse a pasar tiempo de calidad compartido. Incluso, hasta el hecho de reunirse para compartir los alimentos cada día, se complica.
Pero no importa que tan ocupada tengamos la vida, es prioritario que encontremos las formas y los pretextos para tener momentos juntos de manera regular.
Pasar tiempos en familia aumenta la autoestima de los niños, su sentido de identidad y pertenencia, su seguridad, y promueve un desarrollo social saludable.
Este tiempo de calidad con los consanguíneos es especialmente importante en la primera infancia, el tiempo cuando el cerebro madura y se llevan a cabo todas las sinapsis que darán forma a las capacidades cognitivas, afectivas y físicas.
En los tiempos de ocio, algunas horas cada tarde y los fines de semana, uno elige lo que hace y con quien quiere estar.
Hay quienes tienen un grupo de amigos con quienes se reúnen consuetudinariamente, y comparten con ellos los alimentos, o quizás algún deporte o actividad en común: jugar baraja, fútbol de veteranos, el café con las amigas…
Cuando este tipo de cofradía se establece también con la familia, esta se fortalece y consecuentemente, todos sus miembros salen beneficiados.
Pensémoslo más seriamente…Es algo sencillo y gratuito, aunque si requerirá de nuestra voluntad y esfuerzo para desarrollar, desde que nuestros hijos son pequeños, actividades gratificantes juntos, hasta el punto de que cuando crezcan valorarán este tiempo en familia. A veces es cuestión de buscar cosas en común o actividades afines, y también de conceder o plegarse a los gustos de otros.
Favorecemos así la convivencia intergeneracional, tan enriquecedora para todos…Los chicos conviven con sus mayores (padres, tíos y abuelos), y éstos tienen oportunidad de conocer a sus descendientes, saber cómo piensan, qué les gusta, y compartir desde su experiencia. Cada quien aporta lo mejor de sí desde la edad que tiene.
Habrá algunas familias que disfrutan de un maratón de series televisivas, otras a las que les encanta ir al cine juntos (si la economía lo permite); familias de deportistas que disfrutan de salir juntos en bicicleta o al fútbol; otras son de las que no se pierden la oportunidad de disfrutar de la Naturaleza y salir al campo o a la playa; algunas simplemente comen todos juntos un día de la semana alguna vianda preparada con cariño para la ocasión…En fin, hay familias para todo.
Lo que hace valioso este tiempo en común no es lo que hacemos, sino que disfrutemos de estar todos juntos. Las actividades en las que invertimos nuestro tiempo definen cuáles son nuestras prioridades vitales. Al fin y al cabo el tiempo…es la vida.
