01.Julio.2016
LAS MATRICES DE APRENDIZAJE.
Por
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Al inicio de la vida, y durante los primeros años, los niños están "aprendiendo a aprender". ¿Qué quiere decir esto? Por un lado, la posibilidad de pensar que no hay un único modo de aprender, y por otro, que en ese camino hacia el aprendizaje vamos construyendo “modalidades” que estructuran la forma de organizar y significar nuestras experiencias, sensaciones, emociones, y pensamientos. Podríamos decir que los seres humanos construimos hábitos de aprendizaje, maneras de percibir y actuar para llegar a conocer o a crear. Esos hábitos, esas modalidades, se construyen especialmente en la infancia.

Entonces nos es más fácil comprender el concepto de matrices de aprendizaje como esos modelos internos con los que cada sujeto organiza y significa el universo de su experiencia, su universo de conocimiento.
Podemos preguntarnos por nuestras propias matrices de aprendizaje, y a partir de allí reflexionar sobre los modos de aprender que ofrecemos a nuestros niños. ¿Cómo recuerda cada uno de nosotros su experiencia de aprendizaje? ¿Cuánta libertad tuvimos para jugar, explorar, decidir, equivocarnos, inventar? Nuestra educación, ¿fue una experiencia más ligada a la creación o a la reproducción? ¿Disfrutamos del aprendizaje? ¿Llegamos a convertirnos en seres curiosos, con deseos intelectuales, con inquietudes? ¿Cómo nos relacionamos con la lectura, con el conocimiento, con las dificultades que muchas veces traen aparejadas las experiencias de aprendizaje? ¿Qué hizo la escuela, qué hicieron nuestros padres, nuestros educadores con nuestro impulso científico de la infancia?

Seguramente habrá muchas respuestas posibles, como hay muchos modos de aprender. Pero es importante reflexionar y registrar los efectos de determinadas matrices de aprendizaje en nosotros mismos, para enriquecer nuestras intervenciones y trato con los pequeños, y tratar de generar las mejores oportunidades para el desarrollo de capacidades en nuestros hijos o en los niños que cuidamos.

Si la relación con los adultos acompañantes es tan trascendente como para “matrizar” sus modos de conocer, la responsabilidad de los adultos que rodeamos a los niños (padres o cuidadores) crece considerablemente en este aspecto. No es un tema menor, y debiera obligarnos a poner más atención en la calidad de las interacciones que tenemos con nuestros hijos.

¡Hasta mañana!


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