29.Junio.2016
LOS BERRINCHES INFANTILES
Por
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Si hay un tema que nos agobia a los papás y educadores de niños pequeños, es precisamente éste, el de los berrinches y su manejo. Muchos padres los resolvemos con amenazas, gritos o golpes, pero lo que hoy sabemos de desarrollo infantil y el enfoque de derechos infantiles que el mundo moderno nos reclama, nos indica que ese no es el método correcto.

El berrinche es la respuesta natural, normal, que dan los niños frente a una situación frustrante. Es un hecho que los niños pequeños no pueden tolerar la frustración, están acostumbrados a una satisfacción tácita e inmediata de todas sus necesidades; para eso estamos los papás, para complacerlos y hacerlos felices. Cuando crecen un poco más, empiezan a demandar cosas…. Y naturalmente, se enojan mucho cuando no se salen con la suya. Yo creo parte muy importante de apoyar el proceso de desarrollo y crecimiento de los niños, es precisamente aprender a lidiar con los berrinches.

El berrinche es normal, los niños de cuando en cuando hacen berrinche. Sin embargo, vale la pena entender que debemos analizar la situación en el momento en que el berrinche se produce, juzgar si el niño tiene razón o no, y si lo que demanda es algo que podemos darle o quizás debamos darle, en ese caso yo siempre abogo por la complacencia, por criar niños satisfechos. Pero cuando claramente entendamos que el niño no tiene razón, que lo que demanda es caprichoso, entonces es muy importante aplomarnos y decir que no.

Primero hay entender que no debemos “estirar” a los niños más de la cuenta. Entender que los pequeños se cansan, que hay situaciones como el hambre, el sueño, el aburrimiento, etc… que los predisponen al berrinche. Cuando salimos con los niños pequeños debemos salir bien provistos de comida, de agua, de juguetes, etc…y no cansarlos más de la cuenta.

Cuando el berrinche se produce, pues insisto en que hay que complacerlo si tiene razón y si no la tiene, pues un no rotundo.

Es muy importante que pasada la tormenta, cuando ya estamos en paz, hablemos con el niño. Si les explicamos con palabras las razones de porque dijimos “sí” o porque dijimos “no”, con esas mismas palabras el niño poco a poco aprenderá a autorregularse. Se trata de que el niño aprenda a decirse a sí mismo lo que nosotros mil veces le hemos dicho.

Cuál quiera que sea la razón del berrinche, requiere que nos armemos de amor y paciencia, de mucho diálogo y respeto a sus sentimientos y emociones. Siempre hay que tomar en cuenta que si aprendemos a manejar sus rabietas, ésta será una etapa pasajera. De lo contrario, si no lidiamos apropiadamente con los berrinches, pasarán a convertirse en una manifestación de su personalidad, aún cuando sea adulto.

¡Hasta mañana!


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