27.Junio.2016
MOVIMIENTO Y PRÁCTICAS DE CRIANZA
Por
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Todos estamos de acuerdo en lo importante que es para el desarrollo de los niños pequeños, permitir que se muevan, que exploren el entorno, que se ejerciten…

Sin embargo, nuestra cultura de crianza sigue limitando su capacidad de movimiento en los primeros meses e incluso años de la vida. Aún vemos que persisten algunas ideas sobre el cuidado de los bebés sobre las que me gustaría llamar a reflexión.

Cosas como envolver con guantes de tela las manos de los niños pequeños, para que no sean “tentones” y respeten las cosas de otros; o no permitir que gateen o caminen descalzos sobre el pasto, porque “se ensucian”.

O cuando son muy pequeñitos, envolverlos como “taquito” para evitar que tengan pesadillas, o el porteo usando rebozos o fulares muy apretados que limitan el movimiento.

Los niños al nacer tienen un desplazamiento muy pobre. A medida que pueden levantar la cabeza y sentarse, proceden a moverse por todo el espacio que tengan disponible. Si ponemos música se mueven espontáneamente siguiendo el ritmo, y poco a poco van tomando confianza con el espacio.

Más tarde viene el descubrimiento del otro, de las otras personas que conviven con ellos, y con el juego surge la aceptación y posteriormente la cooperación. A algunos niños les cuesta separarse de sus objetos y espacios. A pesar de todo, la relación con otros, va estableciéndose poco a poco.

Hoy sabemos que la inteligencia se construye a partir de la actividad motriz del niño y que en los primeros años de su desarrollo no hay otra manifestación de desarrollo que la inteligencia motriz.

En la primera infancia, hay una gran interdependencia entre el desarrollo afectivo, intelectual y del desarrollo motor. Ninguno tiene más importancia o peso que otro. Por eso es importante que en la familia y en los espacios escolares como guarderías y jardines de niños, el movimiento en libertad y el respeto a la corporeidad de los pequeños esté siempre presente.

Pero así como hablo de prácticas de crianza que inhiben el desarrollo motriz de los bebés, también tenemos en estos “tiempos difíciles” donde la prisa y la competitividad imperan, a mamás y maestras que presionan y ejercitan a los pequeños para que gateen aunque no quieran hacerlo, se sienten antes de tiempo y caminen lo más pronto posible.

Yo creo que el dominio del movimiento corporal se favorece siempre apoyando la acción espontánea del niño, sin forzarlo como en el concepto de la “estimulación temprana”, sino sobre la base del respeto al ritmo de cada niño o niña, y simplemente favoreciendo su impulso natural de descubrimiento del entorno.

Subrayo entonces la importancia de una actitud no intervencionista de los padres y los maestros respecto al desarrollo motor en los niños pequeños… Se trata más bien de manifestar paciencia, consideración y dulzura en la relación con los chiquitos, de generar los espacios para que puedan moverse en libertad y evitar manipularlos, apresurarlos o intervenir intempestivamente, apresurando su desarrollo y violentando su ritmo evolutivo.

¡Hasta mañana!


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