17.Junio.2016
LA ESCOLARIZACIÓN TEMPRANA
Por
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A mis autoridades y compañeros de trabajo seguro les levantará ámpula mi opinión en esta colaboración, pues laboro precisamente en el nivel educativo que atiende las guarderías y centros de desarrollo infantil. Pero la inquietud de escribir al respecto me surgió a partir de escuchar a una de las mamás que lleva a su bebé a la biblioteca infantil que efectúo los viernes, que me contaba sus razones para no llevar a su pequeño a un servicio de éstos.

Dice esta madre de familia que muchas de las críticas que recibe por su decisión son de parte de familiares y amigos que le señalan que entonces su pequeño no aprenderá oportunamente a comer solo, o los colores y a ser independiente. Lo absurdo del caso es que el pequeño en cuestión es muy despierto y bastante autónomo, claro que conoce los colores y además habla con gran soltura para sus dos años y medio y es perfectamente capaz de comer solo usando la cuchara.

La “gran crítica” que esta mamá recibe es que de no ir a la guardería, su pequeño no aprenderá a ser sociable ni a compartir. Yo, que convivo con el pequeño cada viernes, doy fe de que su desarrollo en competencias socioemocionales es el adecuado para su edad.

Me parece entonces que la decisión de escolarizar antes de los seis años a sus hijos es de cada familia, y que nadie puede juzgar desde fuera si esto está bien o está mal. Por supuesto, pesa mucho si la madre tiene la posibilidad económica de dedicarse a atender a los niños en casa, o no, o si cuenta con una red familiar de apoyo para hacerlo ( abuelos disponibles, por ejemplo). Y aquí, ante esta necesidad insoslayable, lo importante es la selección y los criterios para elegir una guardería que se ajuste a nuestras creencias sobre lo que es importante para nuestros hijos, y el respeto que la institución tenga a esta visión familiar.

Como todo en la vida, la decisión de llevar al pequeño a una guardería debe aquilatarse ponderando las ventajas y desventajas. Entre estas últimas, tal vez destaque que el niño de guardería está expuesto a más contagios y enfermedades que el niño cuidado en casa. Otra que a mí me parece muy relevante, es el stress que sufren los niños pequeños al ser separados de su entorno más próximo, el familiar, cuando aún no tienen las habilidades emocionales para enfrentar este distanciamiento. Los pequeños que no van a una guardería, disfrutan de la vida sin prisas, se levantan y se duermen sin presiones, juegan a lo que quieren, aprenden lo que necesitan y, sobre todo, están con quien más quieren.

Pero también se han documentado muchos beneficios o ventajas de que los niños vayan a un servicio de atención y cuidado infantil antes de los seis años, peculiarmente en el desarrollo de su autonomía y afectividad, en sus capacidades para comunicarse y el desarrollo del lenguaje, y en el adiestramiento tanto del niño como de la familia para manejarse dentro de un sistema escolar (horarios, responsabilidades, rutinas, asesoría, etc..)

Lo importante, finalmente, es que cada familia pueda tomar la decisión que más le convenga a su circunstancia, sin presiones, y que esta decisión sea pensada con toda la información necesaria.

¡Hasta mañana!


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