El 5 de junio del 2009, a las 2:45 de la tarde, en Hermosillo, Sonora, inició un incendio en una bodega perteneciente al gobierno del Estado que se propagó a otra bodega contigua que alojaba la estancia infantil Guardería ABC, concesionada a particulares por parte del Gobierno Federal a través del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La Guardería y la bodega compartían un muro improvisado que las dividía, pero dejaba varias aberturas por las cuales comenzaron a entrar el humo y demás vapores tóxicos. Al sobrepasar la temperatura del techo los trescientos grados centígrados el poliuretano del que estaba fabricado se derritió creando literalmente una lluvia de fuego dentro del edificio, que provocó quemadoras similares a las del napalm a los niños que en su mayoría, a esa hora, dormían la siesta en sus cunitas.
En ese trágico incidente, perdieron la vida 25 niñas y 24 niños menores de 4 años y más de 75 pequeños resultaron con lesiones graves (quemaduras de tercer grado, miembros amputados). Muchos de ellos continúan sufriendo intervenciones quirúrgicas y hospitalarias, pues debido a que están en pleno proceso de crecimiento (tienen cuatro años, cinco y medio, siete…) no son aún sujetos de injertos para ayudar a sanar las quemadoras que sufrieron.
Los padres de estos niños, agrupados en el Movimiento 5 de Junio, no aceptan la reciente sentencia dictada el 13 de mayo de este año, acusando que no analiza las causas estructurales del incendio y no esclarece la verdad, al considerar homicidio culposo (no grave, y que por lo tanto, alcanza fianza) la responsabilidad de los inculpados, y al dejar fuera de la sentencia a otros personas también implicadas (como la prima de Margarita Zavala, Marcia Gómez del Campo, o el exgobernador Eduardo Bours).
Esta tragedia no debe ser olvidada, toda vez que sigue sin ser lección aprendida. Aún tenemos muchas lagunas en los servicios que atienden a la infancia temprana; la Ley General de Servicios de Asistencia, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil sigue siendo letra muerta; no hay claridad institucional para la operación de las estancias y guarderías en el país; hay un vacío para la formación de los agentes educativos que atienden niños pequeños por muchas horas diariamente, y queda un dolor permanente en las familias de los niños que no ha podido recibir el bálsamo de la justicia. ¡ABC, Nunca más!
