Entrevistada en el programa Diálogos sin Cubrebocas por la periodista cultural María Elena Matadamas, la historiadora marítima e investigadora de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, Flor Trejo Rivera, habló de los estudios que ha realizado sobre naufragios de navíos en el golfo de México y el como la investigación subacuática ha tomado más importancia con los años.

Flor Trejo, actualmente participa en proyectos de investigación en torno a los navíos que naufragaron en el Golfo y el Caribe mexicanos a lo largo de cinco siglos.

Para la historiadora mexicana el estudio de accidentes navales históricos en aguas mexicanas es una ventana a nuestro pasado marítimo y que investigar naufragios desde la arqueología subacuática permite reconocer tecnología de construcción naval, conocimientos náuticos de las sociedades que navegaban a vela y abundar en el intercambio comercial y cultural entre varios continentes que se llevaba a cabo gracias a los barcos.

Incluso, es desde 1996 que la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH realiza una investigación sobre el accidente de la Flota de la Nueva España de 1631 en su tornaviaje a la península Ibérica.

“El estudio de este accidente naval ha significado un gran reto para la arqueología subacuática mexicana. El objetivo principal del proyecto es analizar los procesos de navegación trasatlántica relacionados con los accidentes marítimos ocurridos durante el periodo virreinal, tomando como caso ejemplar la investigación de la Flota de la Nueva España de 1630 -1631, así como integrar el Inventario y Diagnóstico de Recursos Culturales Sumergidos en el Golfo de México”.

Añadió que a lo largo de 20 años este proyecto ha generado resultados importantes en el tema de la navegación trasatlántica del primer tercio del siglo XVII.

“El estudio de un naufragio en particular nos ha permitido identificar los conocimientos náuticos del periodo, abundar sobre la construcción naval de los galeones de la Carrera de Indias, estudiar la importancia de los productos novohispanos en el intercambio comercial, así como el diseño de una metodología particular para la localización de naufragios históricos”.

Localizar restos de navíos requiere de un trabajo interdisciplinario entre la arqueología subacuática, la historia, la geografía, la oceanografía y la geofísica, con el objetivo de obtener información que permita reconstruir la ruta del convoy, identificar los barcos que componían la flota, su tipología y lugar de construcción, tipo de artillería, los motivos del accidente, las maniobras realizadas para salvar la nave, la tripulación y pasajeros a bordo, los productos que transportaba el convoy e identificar el área geográfica del accidente.

Para la historiadora mexicana, el incorporar a la historia el significado del agua y lo que ha sucedido a través de ella dará como resultado el tener un país tres veces más rico de lo que es ahora.

“Si nosotros vemos el mapa de México nos damos cuenta que tenemos el triple de territorio, territorio más maritorio, si a eso le sumamos los cuerpos de agua que tiene el país tenemos una riqueza impresionante, donde hay un cuerpo de agua hay historia, no podemos cerrar los ojos ante la importancia de la cultura asociado a lo acuático, todos nuestros intercambios culturales se dieron a partir de las embarcaciones”.

Flor Trejo Rivera espera que cada vez más personas se involucren en esta joven disciplina que inició en los años cincuenta ya que aún falta mucho por saber sobre la humanidad y en el agua es donde una gran parte de la historia habita, por lo que para ella, el que más gente bucee, ayuda a poder encontrar más lugares para explorar.