Una mascota, perro-gato-equino, o cualquier especie destinada a terapia asistida, es un animal que ha sido cuidadosamente seleccionado, evaluado, y educado, para acompañar al profesional terapeuta durante las sesiones, y ejercer una función de apoyo. Convirtiéndose en un coterapeuta. Animales que generalmente provienen de criaderos especializados donde las crías son seleccionadas para posteriormente a temprana edad iniciar su adiestramiento.
Las Intervenciones están perfectamente estructuradas y adaptadas a las necesidades de cada usuario o paciente, es decir si un gato es adiestrado como coterapeuta de compañía, no será útil como lazarillo, además, suelen ser relaciones duraderas, lo que permite que muchos pacientes establezcan un fuerte vínculo con el animal destinado.
Los beneficios son muchos dependiendo de cada paciente será la función del coterapeuta.
Físicos. - promover la actividad física, reduce el ritmo cardiaco, mejora el equilibrio y la coordinación, mejora destrezas motoras, entre otras.
Psicológicos. - reduce la ansiedad y el estrés, mejora la memoria, atención, y la concentración, aumenta la autoestima y seguridad, posibilita la asociación de sensaciones físicas a nuevas reacciones psicológicas.
Educativos. - favorece el respeto hacia los animales, mejora la autonomía y control, mejora la comunicación con el entorno.
El perro es el más común en cuanto a especie para terapia asistida, y muchos apuestan por una raza específica, si bien es cierto que hay razas con mayor habilidad o predisposición también es cierto que cualquier perro o animal que cumpla una serie de características puede ser entrenado para convertirse en coterapeuta. independientemente de su tamaño, edad, raza o del sitio donde haya nacido.
Las principales características para ser un animal de terapia asistida o coterapeuta son las siguientes:
*Buena socialización. Si lo socializamos desde cachorro al alcanzar la madurez, tendrá mucha seguridad en sí mismo y no desarrollará miedos o fobias ante lo desconocido.
*Habituado a la manipulación. Debe estar habituado a la manipulación, al manejo constante y disfrutar de la compañía humana.
*Interés por el aprendizaje. Si hay interés por seguir aprendiendo su crecimiento y aceptación será mayor pues el paciente dependerá mucho de su coterapeuta.
*Emocionalmente estable muy importante. La estabilidad emocional o equilibrio que tenga influye mucho sobre el paciente y su desarrollo a mejorar.
El terapeuta o el entrenador que se encargue de guiar al perro o cualquier otra especie destinada a la terapia asistida; debe tener amplios conocimientos de la especie que está manejando, y claro de las técnicas a emplear para su preparación.
Debe asegurarse de que, en cada sesión, el coterapeuta en cuestión sea la especies que sea se encuentra cómodo. Por lo que además de sus conocimientos debe tener equilibrio emocional también.
En algún momento solo será el binomio paciente-animal.
Por una vida animal digna
Mvz. Amílcar J. Meza Rdguez.
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