Perros y gatos son semejantes en muchos aspectos, y ciertamente diferentes en otros tantos, por lo que la relación no siempre será buena. Los caninos son gregarios, viven en grupos o manadas, y los gatos son más independientes, aunque pueden formar ocasionalmente manadas.
Por naturaleza se comunican de forma diferente entre sus congéneres, y resulta generalmente ser un lenguaje corporal claro, y si en ocasiones esa comunicación de perro a perros o de gato a grato se complica, pues imaginemos de gato a perro y viceversa. Porque el lenguaje corporal no se recibió de la misma manera; generando desconfianza y uno o ambos estarán alerta.
Ambas especies son territoriales, dado que el perro es un depredador natural y que cazara presas que se muevan o sean más pequeñas; pudiendo ocasionar miedo en el gato, y en este, el instinto de supervivencia le ordenara huir, e inicia la persecución.
El perro entra en el espacio del gato y su instinto es oler, para poder identificar, pero esta acción al gato le puede parecer invasiva y ponerse alerta incluso a la defensiva, y darle zarpazos que podrían lastimar al perro.
Pero esta parte es digamos “natural “está impreso en su código genético, aunque la domesticación los ha llevado a coexistir no se puede reprimir al 100% el instinto milenario. Muy diferente a cuando estamos detrás de estas acciones instigando al ataque, y generando la disociación de las especies.
El gato huye del ataque, de una amenaza de tamaño más grande.
Si el perro mueve la cola entendemos que está contento, y transmite un saludo.
A diferencia del gato que si mueve la cola ¡cuidado! Se siente amenazado, está nervioso y de manera rápida puede Pasar al ataque.
Otro ejemplo:
Si el perro levanta la pata es porque quiere jugar, si lo hace el gato es una advertencia de; no te acerques y déjame en paz.
Dado esto, entendamos que tienen diferente forma de comunicarse entre la especie de cada uno y hacia otras especies, la convivencia puede generar un lenguaje corporal asertivo entre ellos y hacia otros, incluyéndonos.
Al no haber este claro entendimiento el mensaje corporal que emiten es diferente.
Pero esto no quiere decir que no pueda haber convivencia, al contrario, y parte de ella depende de nosotros.
Dejemos de estar mal educando a nuestro perro enseñándole a atacar gatos, ¿quieres ver pleito? Agárrate tú con alguien y déjalos en paz.
No se odian pues si existe la convivencia entre ambas especies.
Por una vida animal digna
Mvz Amílcar J. Meza Rdguez.
El Arca Wamerú.