Celebramos 209 años de la independencia de México, en los que nuestro país ha evolucionado en todas sus aristas.
Desde la época prehispánica hemos visto que siempre se ha acompañado de los perros, algunos mestizos otros endémicos.
Cuál ha sido su evolución a través de estos 209 años de historia mexicana.
El primer indicio de un perro en nuestro país fue en la cueva del tecolote, en huapalcalco estado de Hidalgo, con una antigüedad de 3500 años A.C.
Diferentes culturas a lo largo de nuestra gran historia tuvieron contacto con perros; tlaxcaltecas, mayas, zapotecas, mexicas entre otros.
Siempre hemos buscado la forma de encontrar mejores formas y lugares para sobrevivir, en el siglo VII de nuestra era decenas de tribus indígenas empezaron a emigrar al centro de la ciudad de México, llevando consigo literalmente todo.
¡¡si!! hasta el perro.
Tres especies en específico: itzcuitli, xoloitzcuintle, tlalchichi. Dato que los arqueólogos han proporcionado de huesos de perros encontrados en lo que hoy es Tula y otras regiones aledañas, así como en viejos tiraderos prehispánicos.
En la época prehispánica los peros eran utilizados en ritos, además como alimento, así que no estimados lectores, no fueron los chinos los únicos o primeros en alimentarse de caninos.
Tras la llegada de los españoles, los frailes fueron los primeros en “prohibir” la crianza, consumo, y uso de los perros mexicanos; y esto porque ningún rito o costumbre estaba dentro del catolicismo, una manera muy sutil de controlar a una población; se le suma la orden de la corona española para terminar de manera masiva con todos los perros nativos. Los envenenaron. Buscando su extinción.
Tras estas acciones, en el siglo VII una nueva migración se desplaza ahora hacia la zona costera del pacifico, y claro no iban solos llevaban consigo a los últimos perros.
Se creyeron extintos los perros mexicanos, itzcuintli, xoloitzcuintle y tlalchichi. Afortunadamente solo fue parcialmente.
En 1950 el embajador ingles Norman P. Wrigth emprende un viaje que le llevo varios años recorriendo el país buscando a los últimos xoloitzcuintles u otras especies nativas, localizándolas en comunidades costeras en guerrero y Oaxaca.
En cuanto tubo suficientes ejemplares, interviene la facultad de medicina veterinaria y zootecnia de la UNAM, inaugurando una pensión canina en Coyoacán para la reproducción y rescate de estos caninos mexicanos.
Hoy en día su población sigue en aumento, y aunque algunas asociaciones canofilas internacionales incluso mexicanas no lo reconocen como raza.
Pese a quien le pese es la única raza de perro auténticamente mexicano, que nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia.
Por una vida animal digna
Mvz Amílcar meza Rdguez.
El Arca Wamerú.