. Aunque convencionalmente se ha enfocado la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano, y que ha sido muy estudiado a lo largo de la historia.
Cuando adoptamos una mascota de cualquier especie, desarrollamos una asociación cerebral en el núcleo accumbens; este órgano cerebral está implicado directamente en funciones como motivación, recompensa, y el esfuerzo, en una conducta positiva; para integrarlas con las acciones.
El vínculo suele ser reciproco, los perros liberan oxitocina la hormona del bienestar al entrar en este entorno afectivo.
Como sociedad, ¿hasta dónde criticamos peyorativamente “este duelo” que se puede tener por una mascota?
En la actualidad se encuentra en discusión el tema de; si otras especies también tienen sentimientos de duelo como los seres humanos, y en algunas de ellas se han observado comportamientos peculiares ante la muerte de sus congéneres: como ejemplo, podemos ver el “ritual” que efectúan los elefantes al encontrar la osamenta de otro.
En estas fechas de rituales de día de muertos donde “usos y costumbres” son punta de lanza ¿logramos comprender el vínculo afectivo que se acrecienta?
Porque el creciente cambio de rol de la mascota, incrustándola, llegando a la simbiosis ahora en el núcleo familiar, sigue siendo ignorada incluso negada en algunos sectores de la “sociedad”
El duelo en humanos es permisible con diferentes “tintes sociales y de rituales”
Y bueno aquí no cabe la crítica con respecto a esto, porque todos hemos pasado algún duelo por la muerte de un familiar, de cualquier religión y estrato social. Sin embargo, es válido preguntarnos:
¿Moral, emocional, y religiosamente, es válido mi duelo por una mascota?
Emocionalmente: la muerte de una mascota indiscutiblemente es una pérdida dolorosa, estresante. Y tal como con los humanos cada quien vive su duelo de manera diferente.
Moralmente: las actitudes sociales en ocasiones “moralistas” y la ausencia de “rituales” acrecientan este sentir; dificultando la resolución del duelo.
Religiosamente: la biblia ¡tú biblia! dice en Eclesiastés capítulo 3 versículo 19: porque lo que le sucede a los humanos también le sucede a los animales.
Tal como muere uno, así muere el otro, y todos tiene el mismo espíritu.
Las etapas de adaptación de nuestro duelo generalmente son 5:
Negación. Nos negamos a creer que está muerto.
Ira. Enojo y frustración por el suceso de la muerte.
Negociación. Buscamos negociar una solución ante una perdida que sabemos es irreparable.
Resignación. Se experimenta una tristeza por la pérdida, que empieza a percibirse como “real”
Aceptación. Asumimos, aceptamos la irreparable pérdida, sin llegar al olvido.
El duelo no reconocido.
Este aparece cuando sienten que su pedida no es importante, que el resto de las personas no le dan la misma importancia que tú. Ya que no se legitima un vínculo profundo entre ambos; mascota y dueño.
El duelo anticipado.
Cuando de manera repentina nuestra mascota muere, por un accidente o por una enfermedad que de manera muy rápida lo llevo al deceso.
El duelo tradicional.
Este ocurre cuando tenemos una mascota por muchos años y ha estado envejeciendo con nosotros deteriorándose no solo física también mentalmente; y estamos anticipando conscientemente que su tiempo se termina; el impacto emocional es menor; aunque no aceptable.
A la falta de reconocimiento se añade los comentarios como:
“no es para tanto” “ya cómprate otro” “solo es un perro” o la especie que sea. “supéralo es un animal” etcétera. Siempre de manera peyorativa.
El proceso de duelo, tendría una duración entre 6 meses a un año, teniendo una media de 10 meses; similar al del humano.
TRADICIÓN DE ORIGEN MESOAMERICANO
Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales q simbolizaban la muerte y el renacimiento, de aquí el por qué, u origen de las calaveritas de dulce.
En el siglo XVI llegan los españoles con sus propias tradiciones, ellos conmemoraban el día de todos los santos y las almas; la evangelización de los nativos dio lugar a la mescla de las tradiciones prehispánicas y europeas, coincidiendo la festividad católica del día de todos los santos y las almas con el día de muertos nuestro.
El origen de la celebración de día de muertos data de antes de la llegada de los españoles, hay registros de celebraciones en las etnias purépecha, mexica, maya, totonaca; celebraban la vida de los ancestros en estas civilizaciones en la época precolombina.
Es en 1859 cuando se consolida el adornar las tumbas con flores, velas, etc. Y visitar los panteones, la clase alta por las mañanas vistiendo sus mejores atuendos negros, y la clase media por las tardes.
MASCOTAS EN EL ALTAR DE MUERTOS.
En nuestra época prehispánica cuando una persona moría tenía que hacer un viaje de 4 días hacia el mundo de los muertos ¡el Mictlán! Tenían que cruzar un rio y para ello era necesaria la ayuda de un perro.
Por esta razón en los entierros prehispánicos se acostumbraba sepultar a las personas con sus perros, para estos los ayudaran en su viaje.
Dando origen a representar en los altares prehispánicos a los perros con figuras de barro.
Hoy las mascotas también son tomadas en cuenta en los rituales de altares de muertos.
LOCOS FANÁTICOS
Y este calificativo alude a la gente que durante estas fechas de días de muerto toman gatos de preferencia negros y los sacrifican en los panteones.
¡sí! el fanatismo a sus creencias esotéricas en días de muertos ha llegado a esto, así que guarda muy bien a tu gato.
Hasta donde respetamos el duelo, y vinculo a las tradiciones y claro cultura, si ponen un altar y en el incluyen a sus mascotas; estés o no de acuerdo solo respeta.
Por una vida animal digna.
MVZ Amílcar J. Meza R.
El Arca Wamerú.