El propietario del café de La Parroquia del malecón pide: `dejen trabajar a Carolina, todaví­a está`¦`, pero se rí­e y admite que vecinos le han referido la dichosa encuesta y le han dicho: `yo dije que tú, estoy contigo.

Se rí­e más. Comenta que a los que le han preguntado si quisiera ser Alcalde de Veracruz él ha respondido la clásica: `serí­a un honor, ni modo que diga otra cosa, pero eso tiene que venir de arriba`¦` reconoce, y no quiere ahondar sobre preferencias partidistas. No milita en ninguno. Ningún partido se le ha acercado afirma, `hasta ahora.

Se le insiste y se pone serio: asegura que la ciudad de Veracruz lo único que necesita es atender `lo urgente, lo prioritario y luego lo necesario.

Tiene muy claro lo que a su juicio se requiere para esta ciudad portuaria: `sólo cuatro cosas, la primera es el saneamiento de las playas, quitar a los palaperos mediante un acuerdo con la Federación: ya viviste de aquí­ a otra cosa. Se les indemniza y se liberan esas playas para Veracruz. Es un foco de infección. Y por eso nos golpean...

`Segundo: reordenamiento del Centro Histórico, rescate. Va incluido lo de las banquetas (todas intransitables hoy dí­a, acotación de la reportera`¦) y control del comercio callejero`¦; tercero: rescate y rehabilitación de la infraestructura urbana de Veracruz`¦` y por último la implementación de una polí­tica de verdad: tendiente a fortalecer la industria local que es el Turismo.

Pero Marcelino Fernández es cauto. Considera que en la decisión de las candidaturas a las alcaldí­as `todo viene de arriba`¦` y para el caso del PAN observa que Julio Saldaña viene decidido y ha sido un hombre dedicado a no criticar `“algo que el empresario restaurantero valora mucho- y él le ve potencial. Se rí­e cuando se entera de quienes más aspiran, por el PRI por ejemplo, pero no quiere comentar más. Es evidente que quedó desencantado con la Fidelidad y el gobernador Fidel Herrera, a pesar de que trabajó en el Acuario antes y durante este periodo. No dice más.

Las sorpresas

La gran incógnita para muchos observadores, polí­ticos y analistas veracruzanos, es qué pasará con José Antonio Sierra Álvarez, el Sí­ndico íšnico del ayuntamiento de Veracruz quien sigue con `licencia` extendida de su cargo, por otros meses.

En su salida y derredor se tejen historias. Pero el empresario ha guardado escrupuloso silencio. Lo notable es que en las encuestas casa por casa, el nombre de Toño Sierra se ha repetido y con un añadido: quienes le mencionan no lo hacen por Veracruz sino por Boca del Rí­o. Técnicamente el sí­ndico con licencia no vive en Veracruz sino en Costa de Oro, territorio boqueño. A esto, Sierra se hace el inencontrable. Nadie le ha visto. Bajo perfil. Silencio absoluto. Hasta los orejas del café afirman que está en España desde hace meses. Y los `enterados` hablan de sus tertulias con la familia. Nada más. ¿Regresará Toño Sierra a terminar de cuadrar las cuentas de la alcaldesa Carolina Gudiño? Un misterio.

Otros nombres que corren en boca de vecinos encuestados: Angel Fernández de la Parroquia de los 202 años; el del notario Gustavo Sousa, el de Miguel Ángel Yunes Márquez y hasta los nombres de las periodistas Aracely Baizabal y Carolina Ocampo de Telever.