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** Murió ayer en la capital del paí­s, el escritor colombiano Gabriel Garcí­a Márquez: y todo se ha volcado ya en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales, en la radio, la televisión y los periódicos impresos y digitales, de recuerdos, referencias, listado de entrevistas ofrecidas, anécdotas de los entrevistadores que ya, por obvias razones, nadie desmentirá `“si le dijo o no lo que refieren que les dijo el Premio Rómulo Gallegos y el Premio Nobel de Literatura-; y un sinfí­n de ocurrencias `“como la famosa carta que le atribuyeron y que el escritor desmintió a su tiempo-; y uno que otro dislate al citar sus obras.<br />
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** Y en todo ello, se vislumbra muy poco o acaso nada, la tristeza por la partida de este escritor excepcional que acompañó a generaciones por el mundo, y particularmente en México: lectores suyos de todas las edades habrán desde ayer seguramente, corrido a revisar sus libros, a recordar sus luminosas imágenes, a repetir, como si leyeran poesí­a, algunas de sus intensas descripciones que de tan `sencillas` son estructuralmente inimitables; e intentar con todo ello, el ejercicio de la Memoria: que es lo único que impide la Muerte.<br />
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** Cuando se va alguien así­, como don Gabriel, que para miles `“conozco a algunos- era el referente del cotidiano mismo, el acompañante, el amigo con el que se conviví­a a diario, a fuerza de releer Cien Años de Soledad, la partida de `Gabo`, su amigo, es obviamente demoledora.<br />
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** Lectores que no fueron fans de la familia Macondiana, y prefirieron los textos más `periodí­sticos` del colombiano, igualmente hoy están consternados: porque en efecto, no se puede evitar sentir rabia, tristeza infinita, de que la Muerte toca a todos y a veces y particularmente como ahora, a quienes quisiéramos que fueran Inmortales, o por lo menos muy Longevos y que nos sobrevivieran con su luminosidad, con su Don.<br />
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** Conozco a algunos que son sus contemporáneos y que hoy, acaso, habrán despertado con la sensación de que también se fueron con él; que han quedado como el náufrago de su relato: en medio de un mar de Soledad y tristeza. Para ellos mi abrazo solidario en la distancia que es cercaní­a si la leen a través de sus libros más preciados.<br />
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** En este Viernes Santo dí­a mí­stico, don Gabriel deja sentir su ausencia. Y acaso como en su Remedios la bella, en el ya se haya cumplido también la Asunción a los cielos eternos y consoladores. <br />
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** Pero qué ausencia, carajo.<br />
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DEL DICCIONARIO A LA DIABLA`¦<br />
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CIEN AÑOS DE SOLEDAD.-El relato por excelencia de un paí­s que para muchos siempre fue México, trastocado en Macondo: y para los Sotaventinos veracruzanos, la simple crónica de sus dí­as.<br />
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EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA.-Texto acompañante de los dí­as más absurdos pero también más significativos, que tuvimos más de uno en la loca generación de los 90.<br />
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VIVIR PARA CONTARLA.-Así­ lo hizo don Gabo: vivió para contarnos bien, con una Magia que pocos entienden, las maravillas y las desgracias del cotidiano.<br />