10.Octubre.2023
MIGRACIÓN AFROCARIBEÑA, RACISMO Y MEGA PROYECTOS IMPULSADOS POR DICTADURAS
En Nicaragua, Daniel Ortega ex guerrillero Sandinista con 27 años aferrado al Poder, dio concesión a Hong Kong para el Gran Canal Interoceánico...
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Foto: / El Mercurio /
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Migración afrocaribeña hacia Centro América. Desde la diáspora antillana hasta los desplazamientos forzados en la actualidad de afrocentroamericanos.

Dr. J. Jesús María Serna Moreno (*)

En esta ponencia partimos de una reflexión que nos ubique en el debate actual latinoamericano sobre el Estado y diversas emancipaciones posibles desde las comunidades en este caso las afroantillanas de Centroamérica; en las discusiones que se han venido suscitando tanto dentro de la academia como, sobre todo, en las luchas y procesos que indígenas y afrodescendientes emprenden desde “abajo” el enfrentamiento entre comunidades y proyectos estatales han forzado a migrar a estas poblaciones.

Aquí apostamos a la visualización de una perspectiva comunitarista y autonómica como vía posible de emancipación social enfrentada a los posicionamientos geopolíticos que se fundamentan en las estrategias de acción del Estado-capital en el tablero de las relaciones internacionales, y que, en la práctica, se convierten en un freno a las aspiraciones de emancipación social de los sectores subalternos étnica y racialmente diferenciados.

De esta forma, el racismo estructural y las políticas de exclusión y marginación social se presentan como rasgos constitutivos de las políticas estatales hacia comunidades garífunas, pueblos mizquitos, ramas, cunas, chocoes, raizales, Kekchis, mopan, guaymíes, entre otros que actualmente sufren la embestida de megaproyectos extractivistas y de monocultivos altamente lesivos a la vida de las diversas comunidades étnica y racialmente diferenciadas.

Antes de pasar a la situación actual hacemos aquí un breve recorrido para ver a cada uno de los países centroamericanos y su composición étnica para saber de qué estamos hablando.
Belice
Resultado de un enclave moderno inglés y cuenta con rasgos similares a la región de la mosquitia, pero se diferencia de manera muy significativa de las otras regiones centroamericanas en cuanto a su estructura etnonacional. El grupo étnico hegemónico es la población criolla afroamericana de habla inglesa (creoles). Aún se aprecia lo que fue la dominación británica, pero resalta la composición pluriétnica que incluye mestizos de habla hispana, tres variantes del maya (yucateco, Kekchi y mopán), garífunas, menonitas, hindúes y chinos entre otros.

Se han formado varias organizaciones: Consejo Cultural Maya de Toledo y el Consejo Garífuna del CNPI y de la CORPI. Actualmente es significativa la presencia his-panomestiza debido a la inmigración de guatemaltecos, salvadoreños hondureños y algunos nicaragüenses que huyeron de las guerras en sus países. El Consejo Nacional Garífuna (The National Garifuna Council) nace en los años setenta y buscaba, a partir de la cultura, lograr el reconocimiento identitario, la líder Phylips Cayetano junto con su esposo Roy, fueron algunos de sus fundadores su constitución formal se da hasta 1981 en Dangriga.

Se plantean como objetivo: alcanzar “cuestiones de acceso a la educación, mejoramiento de las comunidades y apoyo a familias de escasos recursos y el reclamo a la aceptación de la diferencia en el seno de la nación beliceña” Tiene 30 000 poblaciones indígenas y representa un interesante crisol de las etnias de Latinoamérica. Encontrarás a garífunas, mayas y mopán repartidos por localidades de un enorme interés histórico-artístico.

Guatemala.
En Guatemala hay más de 20 etnias provenientes de los mayas y cada una tiene su propio vocablo y prácticas culturales y gastronómicas. Por ser un Pueblo Testimonio, es decir, con mucha presencia indígena. Los censos indican que los indígenas superan el 60 % de la población y convierten a Guatemala en el segundo país con más indígenas del continente. Por otra parte, el abandono de su condición colonial y servil se inicia con la abolición del trabajo forzado que decreta, en 1944, el gobierno de Juan José Arévalo padre del actual presidente electo.
Por la influencia de México con el Congreso realizado durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se crean las políticas indigenistas y es así como se funda el Instituto Indigenista Nacional dentro de Guatemala. Entre los pueblos indios encontramos tres tipos, de acuerdo con su filiación lingüística; por un lado, los que hablan lenguas mayas, que son las grandes mayorías; por otro lado, los habitantes de habla Xinca (en proceso de desaparición y reducidos a dos pueblos) Y, en tercer lugar, los garífunas de lengua arawaka o caribe, concentrados principalmente en Livingstone, aunque también se les halla en Puerto Barrios y en Santo Tomas de Castilla en la zona caribeña.

Durante la segunda mitad del siglo XX en Guatemala se sufre la guerra más larga y cruel que conoce el continente americano, en total fueron 36 años de guerra civil que cobraron cerca de 200 mil muertes y que desplazó a más de un millón de personas y, desde luego, lo más terrible de todo es que los indios fueron el sector que más sufrió las consecuencias. Ante el clima de lucha revolucionaria de cuatro organizaciones guerrilleras, la respuesta del ejército fue por medio de la represión más despiadada y sistematizada de toda la región.

Por sólo citar otro dato entre muchos: por lo menos 400 comunidades fueron intencionalmente destruidas durante la política de “tierra arrasada” que a principios de los ochenta aplicó el dictador Efraín Ríos Mont. Recientemente enjuiciado, declarado culpable de genocidio y absuelto ante el asombro de la opinión pública mundial. Finalmente, en 1996, se firmó el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas entre la URNG que agrupaba a las cuatro organizaciones guerrilleras y el gobierno de Guatemala.

Honduras.

Al igual que Nicaragua, la divide la frontera cultural que separa a los pueblos mesoamericanos de aquellos otros de la tradición circuncaribe. La población india fluctuaba en términos absolutos (en 1985) entre 111,000 y 250,000, es decir entre un 4% y un 6% de la población total. Podemos reconocer tres grandes tipos culturales: el de los pueblos mesoamericanos en el que están los lencas, los chortíes, los pueblos del paraíso y de santa Bárbara; un segundo es el de los pueblos de los bosques tropicales, es decir, los paya, los jicaques y los sumos; y el tercer tipo es el de los pueblos costeños, garífunas y miskitos.

El pueblo fundamental que enfrentan todos los pueblos es el de la tierra, cuya posesión sólo puede defenderse por el amparo de documentos coloniales que pocas comunidades conservan. Los pueblos indios se encuentran dispersos y atomizados, las organizaciones políticas son pocas e impacientes; no es sino hasta 1985, cuando se organizó el Primer Encuentro Nacional de Grupos Étnicos de Honduras en Tegucigalpa, donde los representantes de las comunidades indígenas y garífunas analizaron sus problemas y denunciaron, entre otras cuestiones, que la mayoría de las parcelas continua en manos de los terratenientes ladinos.
De los pueblos mesoamericanos el más numeroso y representativo es el de los lencas. Habitan en 612 comunidades dispersas y desde hace más de un siglo perdieron su lengua, aunque han mantenido mucho más su cosmovisión y rituales agrícolas. Por su parte, los pueblos de los bosques tropicales son los de mayor dispersión y vulnerabilidad a la modernización capitalista.

Los paya o pech son unos mil doscientos en 15 poblados, los sumos, más o menos 400 en 4 poblaciones y los jicaque o tolupan, unos 8,00 en 143 poblados. Los paya o pech son unos mil doscientos en 15 poblados, los sumos, más o menos 400 en 4 poblaciones y los jicaque o tolupan, unos 800 en 143 poblados. Por último: los garifunas y mismitos, aunque son numerosos, no llegan a 100,000. Dispersos a lo largo de la costa y en la región del río Plátano en 51 y 84 poblados respectivamente. La organización central de los garífunas es la llamada Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH). Y, por su parte, los miskitos ha fundado la organización MASTA que les da cierta unidad.

En 2009, la crisis política surge con el cambio de poderes fácticos. A partir del golpe de Estado de junio de ese año, se conforma el Frente Nacional de Resistencia, el cual articula a diversas organizaciones sindícales de campesinos e indígenas, como el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), organizaciones urbanas de feministas, ecologistas, lésbico-gays y a la propia OFRANEH.

El frente fue un bastión contra el golpe de Estado y en defensa del territorio en la Costa Atlántica, pero, sobre todo, representó una oportunidad de proponer una refundación de Honduras, una oportunidad de lucha por la inclusión y reconocimiento real de los derechos y pueblos ancestrales. El carácter plural de dicho frente político y la posibilidad de una plataforma social y política con un nuevo pacto social, es la posibilidad de una Asamblea Constituyente y la constitución de un Estado Plurinacional.

Por diversos factores internos en el Frente, pero, sobre todo, por la acción que respondía a los intereses extranjeros y de la oligarquía, la posibilidad fue sólo una idea efímera que no cuajó en esos momentos, pero que queda como un antecedente y un hito en la memoria histórica que seguramente resurgirá cuando se presentes condiciones más propicias. Posiblemente, es el país donde la mezcla de idiomas, etnias y culturas es más que patente. Lo mejor es que los indígenas que descienden de africanos o de asiáticos conviven respetando sus costumbres.
Los garífunas, nahuas, misquitos, pech, tawahkas, maya-chortis y lencas son ya imprescindibles para entender la evolución de Honduras.

El Salvador

Los indígenas de El Salvador se encuentran distribuidos en casi la totalidad del territorio salvadoreño. Pero es muy difícil distinguirlos fácilmente en la actualidad. El Salvador, en este caso, representa un ejemplo pródigo al grado de convertir a sus pueblos indios en fantasmas que recorren la historia y la política del país y que llenan mucho de la cultura contemporánea, a pesar de la negación constante que hace la mayor parte de los salvadoreños de este hecho, aún así, constatable. La presencia abierta de los indios salvadoreños se cierra violentamente con la matanza de 1932.

Así, resulta extremadamente difícil cuantificar la población india, aunque una estimación del BID para 1985 reconoce una proporción de entre el 9% y el 10% sobre la población total. El Salvador se componía mayoritariamente (ya que el maya apenas si existe) de dos grupos lingüísticos, el nahua o el pipil al occidente y el lenca (diferente al de Honduras y perteneciente a la familia chibcha aunque ya con tradición cultural mesoamericana) en la mitad oriental del país.

En 1980 surgió formalmente la Asociación Nacional Indígena Salvadoreña en plena convulsión social y guerra civil y en febrero de 1986 pasó a constituir la Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS).

Costa Rica

Las etnias son tres: los kakawiras, los lencas y los náhuatl-pipil. Estos últimos incluso dieron el nombre a zonas como Cuzcatlán. Posiblemente, este es el país donde resulta más fácil encontrar etnias que conservan su cultura lenguaje intactos. El empleo del náhuatl es habitual en zonas con presencia indígena sobre todo al occidente del país. Así como el respeto hacia las costumbres ancestrales de la gente.

¿No te parece interesante? Es el país centroamericano con la menor proporción de población india, aunque también hay una población afroamericana; un censo de 1987 registra a 21,550 personas, menos del 1% nacional, los cuales se agrupan en ocho lenguas que se sitúan en 21 reservas indígenas. En el norte, aunque han perdido las lenguas, como el mangue, se mantiene la identidad india.

En cambio, las lenguas del sur y el oriente (guaymí, bribri, cabrecar), se mantienen vivas. Los pueblos indios, aparentemente protegidos por el sistema de reservas, han sido victimas de despojos y desplazamientos constantes por parte de la población nacional que invade sus territorios. Hay desde luego otras organizaciones indias, e incluso en las mismas reservas se constituyen consejos de ancianos y se desarrollan actividades comunales.

Un espacio que han ocupado los dirigentes indios ticos han sido ha sido el de los foros internacionales como la CORPI y el CMPI. Las organizaciones indias que han levantado la voz ante un proceso evidentemente etnocida han tenido una existencia precaria y su discurso se ciñe a problemas coyunturales y a defender las condiciones de su supervivencia política. Así en 1978 se organiza la Asociación Nacional de Indígenas de Costa Rica (ASINDIGENA) que entra en crisis en 1987.

La mayoría de negros y de todas sus mezclas es determinante, pero aún no se logra una armoniosa integración. Una casta blanca poco creativa y trabajador pretende mantener para siempre el poder económico, político y militar y ser dueña de todo. Sin embargo, las diferencias son susceptibles de borrarse por el efecto de un mismo enemigo: los norteamericanos, y el común explotador que los segrega.

Panamá
En esta nación, la tensión política por la presencia militar, política y económica de los Estados Unidos en su territorio distorsiona marcadamente sus procesos históricos de configuración nacional. Conformación demográfica: cosmopolitismo que abarca a chinos, paquistaníes, árabes, judíos y otros grupos igualmente heterogéneos.

Otra muy distinta es la faz del mundo rural con su cultura de fuerte coloración caribeña: mulatos descendientes de los cimarrones del Darién; jamaiquinos bilingües. Indios: (8%), los cunas, que lograron su autonomía en 1925 para la comarca de San Blas; los chocóes con autonomía limitada; los guaymíes, sin autonomía de su comarca por el petróleo y la banana.
En torno a 150 000 indígenas se reparten en áreas como Bocas del Toro, la provincia de Darién y Chiriquí. Ellos forman parte de siete tribus: emberá, ngäbe, bribri, naso, bugle, guna y wounaan. Conocer las zonas donde viven te reconectará con tu esencia como ser humano mientras disfrutas de paisajes inolvidables.

Nicaragua

El territorio se parte en dos mitades en términos de tradición cultural: una mesoamericana y otra circuncaribe. Así, se muestra un contraste entre su lado Pacífico y el Atlántico. A la matriz etnocultural indígena y española se agrega la afroamericana. Las comunidades indias de Subtiava, Jinotega, Sébaco, Matagalpa, Muy Muy, El Viejo y Monimbó participaron en la lucha de liberación nacional y en la guerra civil. Hablan un español distinto y se identifican como indios.

Su etnicidad se basa en patrones de la tenencia comunal de la tierra. Sus demandas de tierras les ha profundizado su conciencia étnica. Durante los últimos años han desarrollado un proyecto para recuperar su lengua náhuatl. La lucha por la autonomía: en 1981 se estimó en 282 081 habitantes la población del Grupos étnicos actuales: ramas, sumos, miskitos, créoles, caribes negros o garífunas y mestizos. Los primeros tres grupos pertenecen a la familia macrochibcha. Créoles y garífunas descienden de población africana traída como esclava –mezclada, como en el caso de los caribes negros, con población amerindia de las Antillas.

Esta población habría de remitir su configuración a una entidad política vinculada con el control político y económico de Inglaterra en el mar Caribe en los siglos XVII, XVIII y XIX. El momento más importante en este proceso es la fundación del reino miskito, cuyo rey es impuesto y reconocido por los ingleses.

Departamento de la Costa Atlántica.

Grupos étnicos actuales: ramas, sumos, miskitos, créoles, caribes negros o garífunas y mestizos. Los primeros tres grupos pertenecen a la familia macrochibcha. Créoles y garífunas descienden de población africana traída como esclava –mezclada, como en el caso de los caribes negros, con población amerindia de las Antillas. Esta población habría de remitir su configuración a una entidad política vinculada con el control político y económico de Inglaterra en el mar Caribe en los siglos XVII, XVIII y XIX. El momento más importante en este proceso es la fundación del reino miskito, cuyo rey es impuesto y reconocido por los ingleses.

En 1979 con el triunfo del sandinismo se definen nuevos términos con la población de la Nicaragua atlántica, solución que pondría a Nicaragua a la vanguardia de los estados americanos en cuanto a reconocimiento político de la condición multiétnica de su composición nacional. La revolución sandinista incide evidentemente en el espacio hegemónico norteamericano, el cual reaccionará al proceso de reconfiguración nacional nicaragüense atizando las diferencias entre las poblaciones de las vertientes pacifica y atlántica y se insertan en la guerra contrarrevolucionaria.

Las reivindicaciones étnicas de la población atlántica adquieren una dimensión internacional que remite no sólo a la guerra inmediata sostenida por Estados Unidos, sino también al movimiento de los pueblos indios que se encuentran en una fase ascendente, y fundamentalmente a la reconsideración de lo que constituye la base étnica de las naciones del continente.

Aproximadamente, un 9 % de su población es indígena.La mezcla de la cultura hispánica, británica, africana y americana dio lugar a la etnia predominante. De hecho, en su música y su gastronomía se encuentran restos de un enorme interés. Además, cada etnia se reparte en una zona distinta. Los garífunas y creoles están en ambas costas, en el centro y en el norte. Sin embargo, en Masaya, más concretamente en pueblos como San Juan de Oriente o Nindirí, los chorotega tienen su base.

También en Rivas hay varios grupos de aborígenes como los nancimí y los ostional. Pueblos originarios, comunidades afrodescendientes y sectores populares en el Caribe Centroamericano se encuentran actualmente en situaciones límite en su lucha por la defensa de la vida dentro de un contexto geopolítico en el que el Estado-capital impone sus políticas de dominación en relaciones colonialistas inter, intra y transnacionales.

La hegemonía que impone la lógica del capital y las vías de emancipación que despliegan diversas luchas y resistencias en el Caribe Centroamericano se enfrentan cotidiana y permanentemente en un ámbito de violencia, inseguridad, despojo territorial y pertinaz explotación que desde la implantación de las llamadas políticas neoliberales golpean a todos los pueblos de América Latina y el Caribe.

“La emancipación -que se presenta como un horizonte posible y se despliega como anticapitalista, antipatriarcal, anticolonial, y más allá y contra el Estado- ha encontrado su asidero en las luchas por las tierras-territorio, por la autodeterminación y las autonomías que se construyen por el sostenimiento de la vida digna y en contra del despojo, la explotación y la dominación de los cuerpos sociales, naturales o espirituales.”

Ante la crisis sistémica contemporánea la terrible incertidumbre obliga a la búsqueda de alternativas políticas lo cual redunda en una diversidad de propuestas; y, además, la experiencia colectiva contribuye a imaginar una pluralidad de caminos que trascienden las viejas concepciones propias de posiciones vanguardistas o de corte tradicional.

Así, pueblos y comunidades garífunas, kak’chikeles, kunas, guaymíes, lencas, sumos, ramas, mixquitos que habitan las costas del Caribe centroamericano, despliegan su actuar político, económico, social y cultural para resistir haciendo uso de todos sus recursos a la mano, a fin de impedir su extinción ante la avalancha de un sistema capitalista depredador y criminal.

El carácter étnico, racial y cultural de estas subalternidades pocas veces se visibiliza en los estudios académicos, ya que los trabajos de investigación ponen más el acento en las condiciones de desigualdad y pobreza en su dimensión de clase sin mencionar o dándole mucho menos importancia a su diferenciación cultural, étnica y racial, así como a su diversidad de género o preferencia sexual.

Una rápida mirada al cuadro de la configuración lingüística, étnica y racial según los censos del 2020 nos muestra, aunque pálidamente, dado la inevitable minorización censal de estas poblaciones, una persistencia de quienes se niegan a desaparecer ante las concepciones homogeneizantes de los Estados-nación. Aunque las cifras oficiales ofrecen subregistros, el tamaño de la población indígena se estima en 10.6 millones de personas. Con un total de 30,000 poblaciones indígenas.

El capitalismo “neoliberal” resulta altamente lesivo hacia la vida de los pueblos y las comunidades indígenas. Diversos programas del llamado “desarrollo” económico han tendido a desintegrar las comunidades indígenas. Minas, petróleo, hidroeléctricas y la ampliación de la frontera agrícola han obligado al trabajo asalariado, principalmente a minifundistas, muchos de los cuales se ven obligados a concentrarse en todas las periferias de las zonas urbanas después de que han sido despojados de sus territorios.

Lo mismo ha ocurrido con los proyectos turísticos, aún aquellos que se presentan como “turismo cultural” y que se apoyan en la patrimonialización por parte de la UNESCO que también resulta negativa para la vida de las comunidades y que en la realidad beneficia únicamente a la población de mayor nivel adquisitivo, e indígenas, afrodescendientes y demás sectores pobres, reciben sólo migajas con los peores empleos y más bajos salarios.

Por sólo citar otro dato entre muchos: por lo menos 400 comunidades fueron intencionalmente destruidas durante la política de “tierra arrasada” que a principios de los ochenta aplico el dictador Efraín Ríos Mont. Finalmente, se firmó: el Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas entre la URNG y el gobierno de Guatemala.

Y desde luego esto se extiende a toda la región. Noticias recientes aseguran que “Los impactos ligados a la construcción de mega obras de infraestructura y proyectos mineros, así como el afianzamiento de un voraz modelo agroindustrial podrían ser multiplicados por el cambio climático” Un estudio señala que esa situación confronta a los pueblos a eventuales desastres humanos y ambientales, principalmente en el llamado “Corredor Seco Centroamericano”, que abarca a Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.

El informe señala que hay planes en Nicaragua y Guatemala de construcción de canales “que si bien existen fuertes dudas sobre su factibilidad de implementación, en algunas ocasiones solo el hecho de existir la propuesta, puede desatar procesos de especulación de tierras”, destacó el informe. El gobierno de Nicaragua otorgó a la firma china HKDN los derechos para construir por un costo estimado de 40 mil millones de dólares (Q 320 mil millones) y administrar durante un siglo un canal interoceánico, un polémico proyecto que sectores ambientalistas rechazan por considerar que causará daños graves en el Lago Cocibolca y en otras extensas áreas de ecosistemas.
El estudio consigna que, en cuanto a minería, en las últimas dos décadas en Centroamérica se ha desarrollado una “nueva capacidad de extracción a gran escala nunca antes vista”, lo que provoca, entre otros, “deforestación, erosión, sedimentación de suelos, deterioro en la calidad y cantidad de agua”. “Los efectos del cambio climático podrán agravarse como consecuencia de una serie de megaproyectos puestos en marcha por gobiernos en el pasado, pero que hoy representan desafíos enormes para los líderes que están intentando implementar un desarrollo sostenible en la región”, advierte el director adjunto de Prisma, Nelson Cuéllar.

“La dictadura de Daniel Ortega a favor de los megaproyectos con extranjeros”

El Estado actualmente promueve el mayor megaproyecto en la historia contemporánea mundial, denominado Gran Canal Interoceánico de Nicaragua. El 13 de junio de 2013, la Asamblea Nacional de Nicaragua, aprobó sin consultar a los pueblos indígenas y afrodescendientes, la concesión a la Empresa Hong Kong Nicaragua Development (“HKND”); y el 7 de julio de 2014, HKND y el gobierno de Nicaragua anunciaron la ruta del Canal y la planificación de la construcción de varios sub-proyectos, los que en el istmo de Rivas, en las costas del Océano Pacífico, y sobre el Gran Lago de Nicaragua, o Cocibolca, perjudica a las comunidades indígenas: Salinas de Nahualapa, Nancimí, Veracruz del Zapotal, Urbaite de las Pilas y San Jorge Nicaraocalí; así como la construcción de un puerto de aguas profundas en tierras de la comunidad Kriol de Monkey Point, y Rama, de Punta de Águila/Bangkukuk Tai éstos indígenas son los últimos hablantes del idioma Rama.

Según los estándares internacionales, el Estado al consultar debe actuar de buena fe; entregar la información técnica, los Estudios previos, e informar sobre los impactos que pueda causar la obra; promover una participación efectiva del pueblo indígena por medio de un proceso de diálogo y discusión, culturalmente adecuado según sus costumbres y tradiciones; y acordar sobre los beneficios compartidos, como compensación al uso de sus territorios y recursos naturales. Todo lo anterior hasta llegar al consentimiento libre, previo e informado de estos pueblos y comunidades.

El área relativa al megaproyecto turístico “Los Micos Beach Resorts” se ubica dentro del Parque Nacional Jeannette Kawas (PNJK), una de las áreas protegidas más importantes de Centroamérica, inscrita en la Lista RAMSAR de Humedales. Un total de 312 hectáreas, propiedad del Instituto Hondureño de Turismo (IHT), que en 2003 traspasó el inmueble a la Sociedad Mercantil "Desarrollo Turístico Bahía de Tela, SA de CV", a cambio de 19 millones de dólares.
Para hacer posible la realización del proyecto, el gobierno nacional emitió en 2004 un decreto permitiendo la privatización de las playas. Además, el gobierno municipal de Tela incluyó en el casco urbano de la ciudad a todas las comunidades garífunas de la zona, facilitando la venta de territorios ancestrales a los empresarios.

Ante la resistencia de las comunidades garífunas se desató una fuerte represión. Divisiones internas, militarización, hostigamiento, destrucción de viviendas, encarcelamientos ilegales y el asesinato de dirigentes garífunas, no lograron sin embargo detener la lucha.

El nuevo modelo de acumulación capitalista que se practica en Guatemala y los ejes de articulación en los que se expresa. En Guatemala tiene lugar hoy una recomposición acelerada del proyecto político y económico de las familias y de las élites que conforman las oligarquías guatemaltecas viejas y nuevas- y los grupos corporativos que han constituido, en una subordinada alianza con los capitales extranjeros.

Agronegocios, minería, explotación petrolera, turismo, hidroeléctricas y eólicas son los actuales rostros de una renovada frontera de expansión económica que busca expulsar de sus territorios a pueblos que legalmente han adquirido derechos a la participación y consulta sobre los “intereses que los afecten”.

A la luz de esta y más denuncias, así como de la violencia que los estados nuestroamericanos despliegan contra los pueblos originarios cuando defienden el agua, el aire, la tierra, el subsuelo como elementos sagrados de la vida, adquiere mayor relevancia la categoría de “territorio cuerpo-tierra”, producida por el feminismo comunitario xinka de La Montaña Xalapan, en Guatemala.

Según esta categoría resulta evidente que “defender un territorio ancestral de la minería sin defender a las mujeres de la violencia sexual es una incoherencia”. Por ello quisiera, para terminar referirme al papel de las mujeres en general y el feminismo comunitario en particular en la defensa de la vida. Es evidente que las resistencias que se generan desde lo comunitario han ido colocando a las mujeres en un destacado lugar en la lucha por la producción, reproducción y defensa de la vida frente a la necropolítica de los estados; la defensa de la vida se vuelve prioritaria.

“El Feminismo ligado a la lucha social…”

El feminismo comunitario, no elude la denuncia del capitalismo y el colonialismo que someten a su pueblo, ni del patriarcado mixto, fruto del entronque del patriarcado cristiano colonialista con el patriarcado ancestral, que pervive en su comunidad. De ahí su fuerza emancipatoria, anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcal. Lo mismo ocurre con las mujeres garífunas y demás mujeres en las comunidades afrodescendientes como los pueblos negros del Darien, en Panamá, las poblaciones de origen afrocaribeño en Limón, Costa Rica o las mujeres misquitas anglizadas y mestizadas por sus contactos con los creoles de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica nicaragüense.

De esta manera, la situación de explotación, violencia, despojo y destrucción del territorio que viven las comunidades indígenas y afrodescendientes en el Caribe centroamericano por la acción expansiva de los megaproyectos, la industria extractiva y el “resort” o enormes complejos turísticos que amenaza con desplazar o destruir estas comunidades, han encontrado resistencia a partir de los procesos de defensa de la tierra que es considerada sagrada y del territorio, ya que la sobrevivencia de los pueblos indígenas y afrodescendientes está inextricablemente ligada a la tierra y como dice Sylvia Marcos en uno de sus trabajos, “el simbolismo de la tierra como madre liga a las mujeres con la tierra. Ellas son las encarnes y reproductoras de la tierra”.

Gladys Tzul está trabajando sobre la transmisión de la propiedad comunal de la tierra por vía de los apellidos paternos en su comunidad. Su hipótesis es que en el cruce y fortalecimiento del patriarcado durante la colonización española del Mayapán, misma que perdura después de la Independencia y que impone a los pueblos originarios la idea de “propiedad” sobre las tierras, los mayas iche optaron por la transmisión patrilineal del territorio comunal como un mecanismo de sobrevivencia, pues les permitía evitar que las mujeres violadas por los conquistadores pasaran a sus hijos e hijas parte del territorio ancestral a defender, resistiéndose así a la expropiación estatal.

Y para resumir, cito una idea extraída de los principios esgrimidos por una
conocida editorial independiente: Pensar la idea de emancipación hoy nos implica una voluntad política desafiante, pues el contexto de violencias sistemáticas se complejiza en medio de un inminente mundo devastado. Por ello, disponer de cuestionamientos que habiliten formas emancipatorias no totalizantes, sino más bien diversas y populares, abona a pensar la teoría como un momento de la lucha que se teje desde, para y por las emancipaciones creativas y diversas que están sucediendo al calor de la crisis por la vida.

Esto es lo que debiera tomarse en cuenta para poder trazar estrategias de corte democrático que detengan el flujo migratorio de estas regiones centroamericanas a las que nos hemos venido refiriendo. De otra forma y mientras continúe la situación actual de despojo territorial y de violencia, la gente se verá obligada a migrar. Y, como todos sabemos, el país con la atracción más poderosa son los Estados Unidos de Norteamérica y para los sectores populares, la inmensa mayoría con características étnico-raciales afro o indígena, la realidad que enfrentan las convierte en objeto de discriminación, racismo y desprecio tanto en la travesía como en al interior del supuesto paraíso del “sueño americano”.

Esto es lo que ocurre en México cuando los migrantes centroamericanos se ven obligados a cruzar nuestro territorio. Se pensó durante mucho tiempo que en México ya no había racismo, porque era una nación mestiza. Ahora sabemos que no es así. Que sí hay racismo y que la ideología de una nación homogéneamente mestiza es una mentira. Somos una nación diversa y las visiones homogeneizantes excluyen a indígenas y afromexicanos.

Pero seguimos viendo a los afros como extranjeros y ello produce xenofobia. Habría que decir, por supuesto, que no toda la población mexicana piensa así. Hay un sector que reconoce los derechos humanos de los migrantes y los ve como hermanos latinoamericanos o de otros continentes que requieren de solidaridad y les ayudan en su paso por el país, pero hay otros sectores que si los discriminan y ven con malos ojos sobre todo a través del racismo hacia los morenos de todas las tonalidades.

Tenemos que aprender a conocerlos y reconocerlos como seres humanos con derecho al tránsito libre que no requiere de “legalización” y, al mismo tiempo pugnar porque las políticas neoliberales de expulsión de comunidades sean combatidas por el derecho internacional a fin de que mediante proyectos autónomos, que surjan desde abajo, las comunidades más vulnerables puedan continuar enraizadas en sus territorios, porque nadie emigra por gusto.

Un problema actual sumamente complejo, pero que tenemos que empezar abordarlo con la mayor seriedad. Aquí, de mi parte una primera aproximación para el debate que ya existe pero que urge ampliarlo y diversificarlo en todos los ámbitos posibles. MUCHAS GRACIAS.

( *) Este texto es la ponencia leída por su Autor de la UNAM, en el marco del Festival Afrocaribeño del IVEC, en la sede del Instituto en la ciudad de Veracruz, México, y que se celebró del 2 al 8 de octubre de 2023. Lo publicamos íntegro con la siguiente aclaración: debido a la extensión y para agilizar la lectura, incluimos dos subtítulos que van entre comillas y que son de esta redacción, no del autor. También comentamos, a manera de enriquecer el debate sobre el tema y los distintos enfoques y abordajes, que el autor hace entrecomillados en un párrafo de su texto pero no refiere la fuente de cita. Como tampoco cita por autor o año, un estudio que consigna y a una editorial que sólo cita como "conocida".


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