XALAPA,VER.,4 de MARZO,2019._ El Arzobispo Hipólito Rodríguez Reyes dijo al ofrecer la homilía de misa del medio día dijo que su sobrina fue asesinada en un bar de Cuernavaca además fue herido su sobrino.

El arzobispo criticó a la gente que se deja conducir por el placer, a pesar de los riesgos que se corren, cómo los jóvenes que gustan salir a los bares, cuestionó la decisión de sus sobrinos de asistir a un bar pese al peligro.

“Por ejemplo, nos sorprende porque tantos jóvenes, sabiendo el peligro que corren y la inseguridad en la que estamos, siguen yendo a los antros, en esta semana asesinaron a una sobrina mía en Cuernavaca, y a su hermano lo hirieron y todos se preguntaban en la familia y qué estaban haciendo en el antro”

Destacó que aun cuando en los medios de comunicación se ha dado a conocer que en los bares han ocurrido hechos de inseguridad, los frecuentan.

“Pero los muchachos buscan ese tipo de ambientes y ya sabemos lo que ha pasado en muchos lugares de esos, tenemos que tener la luz bien puesta para no caer en esa oscuridad y ese oscurantismo” expuso.

Acusó “que hay gente que se dedica a chismear o a ventanear y siempre anda viendo lo que los demás viven, pero no son capaces de ver sus propias limitaciones o defectos”.

Citó como ejemplo que “muchos” de los medios de comunicación y redes sociales se caracterizan por publicar lo negativo de las personas y de las instituciones de gobierno, iglesia, familias y empresas, sin embargo los logros y éxitos los hacen a un lado y no les dan un espacio publicitario.

“Los acontecimientos buenos no son noticia. Muchas veces señalan mentiras y falsedades cuyo derecho de réplica suele ser postergado y enviado a paginas secundarias. Se especializan en ver la paja en el ojo ajeno, sin preocuparse de la veracidad de sus afirmaciones y mucho menos de los daños que ocasionan”, señaló.

Recalcó que al no haber respeto por la verdad se promueve el reinado de la falsedad, la mentira y calumnia.

“ Y el príncipe de la mentira es Satanás. Nadie tiene derecho, a exhibir públicamente los defectos de los demás, sin fijarse en su propia vida, en su conducta y testimonio, el verdadero juez comienza por juzgar su propia casa”, finalizó.