Los docentes y educandos viven una grave situación de estrés por el confinamiento y la falta de actividad.

Además el encierro les aumentó la ansiedad, pues llevan cerca de nueve meses sin salir más que a actividades básicas, señaló el psicólogo David Alberto Pérez Peralta.

Explicó que los jóvenes parecen en su gran mayoría depresión y en el caso de los maestros se ha reportado un alto índice de estrés, pues a través de las aulas virtuales han tenido que realizar funciones de motivadores para evitar que los alumnos se salgan de la clase o realicen otras actividades frente a la pantalla.

“Es un daño importante. Estamos hablando de índices de ansiedad, de depresión por parte de los estudiantes. En los maestros hay estrés, están cansados, han tenido que ponerse de cabeza y hasta han realizado labor de motivadores cuando esa no es su función”.

Además el choque de expectativa de volver a la normalidad con la realidad genera un estado depresivo por ello se necesita retomar actividades formativas, ya que los alumnos se están dando de baja de las escuelas para esperar el regreso presencial y posiblemente volverse a inscribir.

“Si entran a un aula virtual lo primero que ven son chicos acostados, una cámara y un micrófono silenciado, pues los chicos no están. Si tienen dos horas entran nada más a una o menos. Esto se traduce en bajas”.

Toda enfermedad emocional tiene impacto físico y se está reflejando con dolor de espalda, cansancio, dolor de cabeza, entre otros.

Al final repercute en la productividad y uno de los problemas más graves es una depresión no detectada.
Incluso hay casos donde los padres tienen que dejar a los niños frente a la computadora porque deben ir a trabajar y desconocen lo que ocurre con sus hijos.