Habrás podido observar que tu mascota, perro o gato, arrastra su ano sobre el suelo, se gira y muerde su cola o ano, que aunque lo bañes y vuelvas a bañar tiene un olor “raro”.

Esto se deberá a que sus glándulas o sacos anales, están llenos y necesitan vaciarse; o tiene lombrices intestinales.

Enfoquémonos en sus glándulas perianales o sacos anales:

Son dos, uno a cada lado del esfínter anal del perro o gato, contienen un líquido viscoso aceitoso, de mal olor algo como a óxido o pescado, pero podrido, además se producen feromonas.

Sabia la naturaleza: le da a cada parte del organismo una función, en este caso este líquido que se acumula en los sacos anales ayuda al perro en su defecación, facilitando la expulsión de sus heces sin dolor; también las glándulas anales del perro emiten una feromona que otros perros olfatean e identifican:

Vamos, cuando un perro le huele el trasero a otro lo que está haciendo o sucediendo es que está percibiendo, captando las feromonas de sus glándulas anales.

Esta es otra más, de la gran importancia de estas glándulas anales; la comunicación que se establece entre los perros a trav?s de estas señales olfativas que emiten, por ello se les considera “fábricas de olor, o de feromonas”.

Si una perra estå en celo se valdrá del olor o feromona producida y que despiden sus sacos anales para hacérselo saber al resto de la manada o perros a distancia.

En la escala de las jerarquías, cuando un perro se somete a otro, “el alfa” vaciará sus glándulas para hacerle saber a este alfa que es sumiso y se somete al dominante. Todo lo contrario cuando el macho no descarga sus glándulas ante otro macho; el mensaje es claro:

“Soy el alfa y no me someto a ti, ni a otro”.

Ahora bien cuando el macho está ante un hembra en celo evita vaciar sus glándulas, con esto manda el mensaje a los demás, incluso a la susodicha:

“yo soy el dominante, los derechos de apareamiento son míos”.

Y es que las hormonas influyen en el funcionamiento de las glándulas, cerrando los sacos del esfínter.

El miedo es otro factor que puede detonar el vaciado de las glándulas, y aquí retomamos lo antes dicho, es por demostrar sumisión.

Todo lo anterior amigo lector no es un problema, es conducta asociada a una función.

El problema es cuando estas glándulas o sacos anales no se pueden vaciar por ninguna forma “natural”.

Entonces este líquido aceitoso se torna más espeso y tapa los conductos de salida; ocasionando el agrandamiento de los sacos anales, molestias, e incluso abscesos purulentos, que puede complicarse y llegar a la cirugía.

Mantener estos sacos vacíos es una labor manual, no siempre el dueño está dispuesto o la mascota se deja manipular el esfínter por el mismo, por lo que es mejor acudir con tu médico veterinario.

Lo recomendable es una revisión mensual.

Si notas que se frota en el piso, tiene olor fétido, un abultamiento peri anal, enrojecimiento, puede tener las glándulas o sacos perianales llenos.

No lo dejes pasar.

Por una vida animal digna.

Siempre a la orden maestra Queta de Yoldi.

MVZ. Amílcar Meza Rdguez.

El Arca Wamerú