El apego que hemos desarrollado hacia los animales lleva implícito el lado emocional, y más cuando no hay hijos de por medio: y en algunas ocasiones aunque los halla, ese instinto de paternidad (maternidad) se vuelca hacia ellos.

Tendemos a sobre proteger a la mascota incluso a vestirla con ropas que pueden ocasionar un problema de piel. Y claro está, ese apego se torna recíproco, pues esa mascota desarrolla una gran afinidad hacia nosotros.

Por supuesto que somos altamente criticados casi al grado del bullying, por parte de amigos y hasta familia, de manera más suave, pero criticados.

Ante una mayoría en la sociedad que debe de liberarse de ciertos prejuicios.

AMIGO LECTOR ¿QUE PASA CUANDO NUESTRA MASCOTA MUERE?

Evidentemente nuestras emociones de desbordan tomando en cuenta la relación entre ambos, es una de las experiencias más dolorosas y estresantes, primero el perderla y si le sumamos esa crítica inconsciente de los “amigos” que lastima, duele caray…

La cuestión es que a pesar del creciente cambio de rol de la mascota dentro del núcleo familiar es una situación fuera de lugar, ignorada, devaluada, negada incluso por el mismo dueño ante la presión social.

Sin embargo, ¡si! hay un impacto psicológico; estudios realizados por Fiel y colegas (2009) demuestran que el duelo es equiparable al del humano, con una duración de 6 a 10 meses, teniendo un tiempo medio de 10 meses, otros estudios revelaron que el doliente presentaba síntomas físico emocionales, como pérdida de apetito, del sueño, y un sentimiento emocional similar a un vacío, “algo en ellos faltaba”.

¿Por qué la carga emocional de pérdida? ¿Por qué el sentimiento de culpa?

Porque a diferencia del duelo con un humano hay características que marcan esta diferencia: las actitudes sociales, la ausencia de ritos.

En general es un duelo no reconocido por la sociedad y en ocasiones por nuestro entorno más próximo.

En otras palabras el vínculo entre animal y persona no es importante ni legítimo, considerando a la última como reemplazable. (Dakota-2008)

Los comentarios como:

“no es para tanto” “es solo un perro” (o la especie que sea) “yo te regalo otro”.

La persona siente que hay una falta de reconocimiento, y validación, a su duelo.

Esto amigos, dificultarán el transcurso natural del duelo hacia la mascota, obligando a reprimir los sentimientos, como si nada hubiese ocurrido, pues así lo manda la sociedad.

Según datos de la Asociación Americana para prevención de la crueldad a los animales, (ASPCA) dos tercios de los perros exhiben cambios conductuales negativos cuando otro perro de la casa muere.

Desde la época del México prehispánico el ritual de duelo hacia los animales está presente en los altares de muertos, con imagen o pequeñas estatuillas de perros.

Así que no es nuevo el duelo hacia las mascotas, externa tu sentir. No pasa nada.

Históricamente, la ciencia ha subestimado el pensamiento y el sentimiento animal, pero ahora los científicos, con experimentos y grabaciones de vídeo, están demostrando que piensan y sienten de manera más profunda de lo que sospechábamos.



Esta es la punta de lanza donde nace ese vínculo emocional.



Y por último estimados lectores de EL MERCURIO DE VERACRUZ, les recomiendo éste libro:

De Bárbara J. King. How Animals Grieve. (Cómo se afligen los animales).

Un libro dedicado al duelo del mundo animal, una recopilación de “casos clínicos” y observaciones individuales.


Por una Vida Animal Digna
MVZ. Amílcar J. Meza Rdguez.
EL ARCA.