Después del temblor, vendrán el retiro de los escombros, las valoraciones estructurales de muchos edificios y la reconstrucción de otros. Los albergues institucionales y privados de la ciudad de México, y los improvisados de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y Guerrero, estarán llenos de niños y niñas de todas las edades, que verán sus vidas trastocadas frente a la contingencia.
He visto que en las listas de artículos solicitados en los puestos de acopio, hay alimentos, agua, medicamentos, colchonetas, lonas, pañales, artículos de limpieza, de higiene personal, pero pocas solicitudes de juguetes para los pequeños.
El juego es además de una necesidad vital en la infancia, un derecho de los niños. A través del juego, la imaginación y la creatividad se desarrollan. El niño no juega en la vida, el juego es la vida misma. En situaciones traumáticas, el juego es además un catalizador psicológico, una forma de procesar los hechos de la realidad que golpean el delicado equilibrio emocional infantil.
A través del juego, los niños y las niñas pueden “conectarse” con lo que es bueno y verdadero en su entorno, con la naturaleza, con los ritmos propios, con los de los demás, con ellos mismos.
Todas las conexiones y circuitos neuronales que se crean en la infancia, que es la época de mayor plasticidad en la vida, serán vitales para un posterior desarrollo como adultos. Entonces, jugando los niños aprenden a resolver conflictos, a pensar alternativamente, a relacionarse socialmente, a buscar soluciones creativas a los problemas de la vida.
Los eventos traumáticos, como el de los recientes sismos que vivimos, dejan un impacto profundo en el funcionamiento emocional, cognitivo, conductual y psicológico de los más pequeños.
El juego como una forma de ayudar a superar el stress post-traumático, debe ser revalorizado en estos “tiempos difíciles” en los que miles de familias con niños vivieron el horror de ver derrumbarse sus casas y poder todas sus pertenencias, o de perder a un ser querido. Jugando, los chicos podrán resolver y resignificar la experiencia del sismo y renegociar consigo mismos las fuerzas positivas que los han ayudado a sobrevivir, a salir adelante hacia una existencia más feliz.
Las experiencias traumáticas pueden sesgar las expectativas de los niños pequeños acerca del mundo, de la seguridad en la vida personal y su sentido de integridad personal. A través del juego compartido con los adultos importantes ( los padres, los abuelos, los maestros), tendremos la posibilidad de entrar el mundo de los niños con respeto y humildad, para estar en posibilidad de ayudarlos a atravesar y superar un evento doloroso.
Pensemos en esto cuando donemos o llevemos objetos necesarios para la sobrevivencia a un centro de acopio. Juguetes, lápices de colores, cuadernos para iluminar, pelotas,etc…son objetos que, para muchos niños y niñas, representarán una asidero para enfrentar la tristeza, el temor y el dolor.
En la Coordinación Operativa de Educación Inicial, en Xalapa, hemos instalado un centro de acopio especializado en niños pequeños. Aceptamos pañales desechables, biberones, leche enlatada, ropa infantil, colchones para cuna, colchonetas, mantas y frazadas infantiles, portabebés, y, muy especialmente juguetes y libros infantiles. Estaremos recibiendo donaciones hasta el 15 de octubre.
Si algún amable lector tiene algunos objetos para bebés y niños pequeños para donar, puede contactarme a mi correo claumart66@hotmail.com, y con gusto acudiremos, ya sea en Xalapa o en Veracruz puerto, a recogerlos.
