18.Febrero.2017
LA REVOLUCIÓN DE LOS VALORES
Por
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En estos “tiempos difíciles” estamos viviendo un panorama difícil de defender como padres cuando se trata de educar en valores a nuestros hijos.

Como yo lo veo, estamos viviendo en estos tiempos, una profunda crisis de valores.

Lo que vemos es el triunfo de antivalores como la impunidad, la corrupción, el imperio de la violencia y el abuso, la intolerancia y la segregación hacia los que son diferentes, la gran desigualdad social.

Y lo vemos fuera de nuestras fronteras (ahí tenemos a Donald Trump, como magno ejemplo), pero también, y muy fuertemente, al interior.

Y estos antivalores se presentan y se difunden tanto en el entorno público como en el privado y, sin duda, permean en los niños y jóvenes, porque son noticia que vende, son exhibidos sin ton ni son por las redes y los medios, incluidos la televisión y la radio, que están al alcance de todos.

Así, casi todos los días oímos, vemos y conocemos de personajes no de ficción, sino de la vida real: políticos, gobernadores, artistas, narcotraficantes y otros personajes públicos, cuyas conductas no son precisamente ejemplares, pero que a fin de cuentas obtienen el "éxito" (dinero, poder, fama) que ahora se inculca a niños y jóvenes como valores a alcanzar a costa de lo que sea y de quien sea.

En el caso de nuestros niños y jóvenes, creo que los padres necesitamos retomar con fuerza nuestra responsabilidad y guianza. No debemos olvidar que el internet y las redes sociales sirven para informar, pero no para educar.

Necesitamos hacer un esfuerzo por formar a nuestros hijos en la cultura de la legalidad, aún en este contexto donde la ley parece ser inexistente o selectiva, pues sólo algunos deben respetarla y otros pueden no hacerlo aparentemente sin consecuencias.

Y ante un entorno social tan adverso, nuevamente esta responsabilidad regresa a la educación familiar: no mentir, no tomar sin permiso lo que no es tuyo, respetar a los demás, admitir nuestros errores (ser honesto), son cosas que se aprenden, básicamente, en el hogar, no sólo desde el dicho, sino también con el ejemplo.

El cambio social que requerimos, precisamente por ser social y profundo, involucra a autoridades, instituciones educativas, medios, familias, etc. Necesitamos retomar los valores perdidos: la honestidad, el valor del trabajo, la solidaridad, la empatía, el respeto por la igualdad y la dignidad. Si logramos empezar por nuestra propia familia, no todo estará perdido.


¡Hasta mañana!




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