12.Diciembre.2016
DAKTARI JAROCHO
EN MÉXICO NO HAY "DULCE NAVIDAD" PARA LOS ANIMALES
Por MVZ AMÍLCAR MEZA
MVZ AMÍLCAR MEZA
Amílcar Meza Rodríguez es jarocho y Médico Veterinario Zootecnista, egresado de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Veracruzana. Titulado y con cédula profesional. Con registro ante SAGARPA, Clave: ver-0316-jun-15.

Rescatista y protector de animales. Con amplia experiencia y formación continua en clínica de pequeñas y grandes especies animales, domésticos y silvestres. Especialista en Peritaje sobre maltrato animal, aplicado en operativos.

También en Dermatología canina y felina. En Diagnóstico y tratamiento de las principales enfermedades articulares en pequeñas especies. Resolución de fracturas de fémur en perros y gatos. La Certificación ante SAGARPA fue para Capacitación de médicos veterinarios, para establecimientos comerciales, Clínicas, y hospitales veterinarios.

Entre sus publicaciones especializadas está el Reporte de casos de maltrato animal observados en clínica privada durante 10 años; presentado a la UV. Ha sido Jefe del área médica del Centro de Salud Animal de la ciudad de Veracruz, y encargado de proyectos productivos de la Subdirección de Desarrollo Sustentable.

En el CSA, ofreció consultas, cirugías en general, campañas de esterilización y vacunación masiva en colonias, en colaboración con el departamento de zoonosis de la Jurisdicción número 8.

Con la colaboración de la fundación Donkey Sanctuary, realizó el Diagnóstico, tratamiento y censo de la tracción a sangre en el municipio de Veracruz. Y la atención y seguimiento de los reportes de maltrato animal en pequeñas, grandes especies y animales silvestres.

Actualmente, es miembro activo de APASDEM. Asociaciones protectoras de animales de México. Presidente de la asociación de rescate y cuidado animal: EL ARCA Wameru. Y Vicepresidente de la asociación estatal de médicos Veterinarios Zootecnistas en fauna doméstica y silvestre. A.C. MVZ. FADYS.

Amílcar fue por varios años, el autor constante de la "Columna Invitada" de estas páginas Mercuriales. Los lectores estarán de acuerdo que se ha ganado, a pulso, ya no ser invitado: sino de la Casa. Bienvenida la nueva época de nuestro daktari (en suajili doctor, sí: de la mítica serie norteamericana de los 70...).

Esta columna aparece, dominicalmente a veces, también en NOTIVER. Que sean muchos años más...
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Este mes resulta ser de los más festivos para miles de humanos, todo lo contrario para nuestras mascotas que les resulta una tortura por la explosión de cuetes.

Es mentira que si le hablas a los navales o policía acudirán a hacer una llamada de atención, esto es cuestión de educación, recuerden que la educación y la clase se mama en casa.

Los padres de hijos truena cuetes, son los responsables, se los permiten y peor: van a casa de otro familiar a festejar y dejar a sus mounstritos estar toda la noche tronando cuetes.

El perro y el gato tienen el oído mucho más desarrollado que el humano y es una importante herramienta de comunicación, el escuchar los diferentes sonidos de comunicación tales como ladridos, maullidos, gemidos, cuando gruñen etc. Al escuchar estos diferentes sonidos le da a saber cómo responder, a esto súmenle el estrés acústico que provoca un incremento en el ritmo cardiaco pudiendo desencadenar en un infarto.

El espectro auditivo en el perro es en promedio de 20-65,000 Hz y en el humano de 20-20,000 Hz. En el gato 45 Hz a 64 Hz Notoria diferencia en la sensibilidad, el gato es mucho más sensible que el perro y el humano,

Los perros de oreja caída tiene una protección mínima extra pues esta le tapa el oído, no así en los que tiene oreja chica y parada (incluido el gato), esta forma sirve como parábola aumentando la recepción de cualquier sonido.

El oído es mucho más agudo en ellos, nosotros podemos percibir una sonido a 6 metros ellos hasta 25 metros, incluso cuando están durmiendo perciben sonidos esto explica porque en ocasiones ladra sin aparente motivo, nosotros no escuchamos lo que ellos sí.

La intensidad del ruido que ellos reciben por un cuete puede ubicarse ente los 85 y 150 decibeles, si un fuego artificial llámese cuete petardo, explota a un metro de distancia genera unos 150 decibeles pero el oído de nuestra mascota lo registra en 450 decibeles, un registro mucho muy alto y dañino.
Los caballos también pueden verse afectados, así como aves, conejos, hámster.

La sensibilidad es tal que tonos tranquilos y relajados nos darán una respuesta en esa línea, por lo mismo cuando vas a premiar hazlo con voz suave, y si vas a llamarle la atención voz enérgica.

Si tenías dudas del gran daño que causan los fuertes sonidos como los cuetes ahora ya lo sabes, te da gusto ver a tu hijo tronado cuetes pues ¡enciérralo en el baño y que ahí se ponga a tronar cuetes!..

Por una vida animal digna.

@mvzamilkar

Vicepresidente de la asociación de médicos veterinarios en fauna doméstica y silvestre A.C.FADYS .Presidente de la asociación de rescate y cuidado animal EL ARCA.


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