09.Noviembre.2016
NIÑOS ACOSADORES
Por
DENUNCIAN A YUNES LINARES POR AGRESIÓN
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El acoso escolar o bullying es noticia casi todos los días…En los noticieros y en los periódicos, o en redes sociales, podemos ver cotidianamente casos de niños abusados por otros niños, en las instituciones escolares. Tanto, que incluso se nos ha vuelto habitual y ya no nos conmueve de la misma manera una nota al respecto.

Pero cuando una situación de abuso escolar se refiere a nuestros propios hijos, y aún peor, cuando nuestro vástago es el acosador o la acosadora, el efecto siempre es demoledor. El impulso inicial de cualquiera es negarlo, aun cuando existan pruebas sobradas del comportamiento del hijo, porque por supuesto no es fácil digerir el golpe y asimilar el torbellino de emociones que van de la incredulidad al enojo, pasando por la culpa.

Un niño puede jugar mucho a videojuegos de contenido violento pero si la educación en su entorno es una educación en valores y comportamiento adecuado ese niño no irá por la vida agrediendo a sus pares. Lo dicho, si su entorno es violento, simplemente puede estar repitiendo lo que ve en casa y su comportamiento no es un misterio. Sin embargo, si esa violencia no existe los padres pueden quedarse estupefactos ante la noticia de que su hijo acosa a otros niños, y tendrán que esforzarse más en encontrar la causa de esa conducta.

Yo creo que en estos casos siempre hay que tomar medidas inmediatas, como escuchar e indagar en la escuela que está pasando, pero con total imparcialidad y apertura; también escuchar sin prejuicios la versión de nuestro hijo, más que para exculparlo para tratar de indagar si realmente comprende la gravedad de su conducta y muestra algún arrepentimiento, y finalmente, tendrá que haber una consecuencia fuerte, preferentemente vinculada con la reparación del daño causado a otros.

Pero además de estas medidas contingentes, creo que es necesario que como padres nos preguntemos a nosotros mismos, que es lo que le falta aprender a nuestro hijo, para que sea capaz de convivir con los demás: empatía, tolerancia a la frustración, respeto a las diferencias, autocontrol emocional, aprender a detectar y canalizar sus emociones negativas…Y si humildemente reconocemos que no podemos solos, buscar ayuda profesional para hacer este diagnóstico y desarrollar un plan de acción, que seguramente requerirá de nosotros, entre otras cosas, cero tolerancia a las conductas antisociales, recompensar las actuaciones de colaboración y cooperación con los demás, escucha activa, y entrenamiento en habilidades sociales.

No debemos olvidar que, finalmente, los niños sólo nos tienen a nosotros para aprender qué significa vivir y relacionarse con los demás desde el respeto. Y eso, sólo puede enseñarse desde el ejemplo.

¡Hasta mañana!


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