03.Noviembre.2016
LAS MADRES TIGRE
Por
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“No hay tiempo para juegos”, “tienes que ser el mejor y para ello debes estudiar todo el tiempo”, “no hay salidas recreativas a ningún lado pues sólo te hacen perder tiempo”, “es necesario que aprendas otro idioma”, “debes tocar al menos un instrumento clásico”, “en esta casa no se admite otra calificación que el diez”…Son algunas de las reglas que las “madres tigre” orientales aplican a sus hijos desde apenas los tres años de edad.

Se trata de las reglas de vida de niños asiáticos y de la adicción de sus padres al éxito. Hay una escritora japonesa, Amy Chua, que recomienda éste como el único método para lograr hijos exitosos y brillantes.

Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos. Buscamos el éxito en sus vidas, una buena educación, y por supuesto, que tengan talentos. Esta escritora china lo sabe muy bien: sus padres trabajaron duro sin un solo centavo y todo lo que lograron lo invirtieron en la educación y en el futuro de sus hijos.

La siguiente generación nació ya en Estados Unidos y logró acceso a una prestigiada universidad con la que superó con creces el nivel de vida de sus padres.

En el proceso de criar personas de éxito, Chua arrancó todo divertimento de la vida de sus hijas, aplicando cero mimos y comprensión contra puño de hierro. Hizo cosas como amenazar a su hija con quemar sus peluches si no lograba tocar un instrumento a la perfección.

Para los padres orientales apuntar a que sus hijos tengan excelencia en cada cosa que emprenden, es una misión de vida. Así, niños con clases de violín, de matemáticas, de ciencias, futbol y oratoria, son algunos de los ejemplos que abundan en las clases altas de China, Hong Kong, Corea del Sur y Japón.

El éxito es la meta última de sus vidas… Las herramientas para lograrlo van desde la culpa, castigos moderados y austeros, y palabras sumamente duras, sin ánimo de insultar a los hijos, pero sí de motivarlos a la excelencia. Los niños chinos, afirma Chua, no se traumatizan ante los improperios. Su sentido de la responsabilidad, su inquebrantable aguante, aseguran que no haya daños cuantiosos ni futuros rencores hacia el padre o la madre. El niño asiático, a decir de los orientales, sabrá entender que los comentarios hirientes, las fuertes normas y el escaso afecto y cercanía diarios, no son más que necesarias renuncias que sus padres están dispuestos a llevar a cabo por su bien.

Así pues, “La madre tigre”, publicado en 2015, es todo un canto a la importancia del método. Para Chua, no sólo hay que confiar en la influencia de los genes, y es muy importante el hecho de que cada generación familiar conquiste logros aún mayores que las precedentes.

Este programa es el estilo chino de criar a los hijos, y la excelencia académica de los estudiantes asiáticos, no hace más que darle la razón. Así, son de ojos rasgados los niños más modositos, los más obedientes y estudiosos. De acuerdo con Amy Chua por lo general, la laxitud de los padres occidentales da como fruto unos hijos que serán miembros del grupo mayoritario en las estadísticas: mediocres.

Por mi parte, creo que criar a un hijo de determinada forma, es una elección de cada padre, y definitivamente los valores, las líneas de acción y los estilos de crianza, se relacionan con distintos tipos de culturas y maneras de pensar.

¡Hasta mañana!


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