Cuando yo era niña, todas las tardes y los fines de semana desde temprano, eran comunes las visitas de mis amigos de la cuadra. Jugábamos en mi cuarto, en el jardín, en los amplios corredores del comedor, y era muy común que por la noche, mi abuela preparara una cena para todos los visitantes. Por supuesto, algunas veces, la invitada en casas ajenas era yo. Así crecí, en la idea de que las visitas de los amiguitos a la casa para jugar, eran parte de la normalidad.
Hoy veo que eso, a algunas mamás jóvenes, les parece inconcebible, de locos… ¿Tener en casa más niños aparte de los propios? Sólo se permite en los cumpleaños.
Creo que es importante que los niños se sientan cómodos en su propia casa, con la libertad para traer a sus amigos.
Esta práctica nos permite a los padres conocer a sus amigos más cercanos, ver cómo se comportan entre sí, y aprovechar para enseñar los valores en los que creemos.
Creo que es muy importante permitirles que se apropien de su casa y que disfruten de ella, sin necesidad de salir corriendo a llevarlos a un lugar de comida rápida, un parque de diversiones, una plaza comercial, etc. Pero también es importante que si los amigos vienen a casa, no los “enchufemos” frente a una televisión, sino que propiciemos que jueguen, realicen actividades creativas y se diviertan.
En el caso de los adolescentes me parece crucial que traigan a sus amigos para saber con quién salen, qué les gusta, en qué andan… Peculiarmente, es muy importante que haya la libertad para que lleven a sus novios o novias a la casa.
Por supuesto debemos instaurar reglas para las visitas de amigos y novios: reglas de puerta abierta o cerrada, de horarios de visitas, de comer en familia y no con los platos en el cuarto, de levantar entre todos el desorden provocado por la visita, etc…
No importan si nuestra casa es chica o grande, lo importante es quererla, compartirla, vivirla. De esta manera los chicos desarrollarán el gusto de estar en ella, de sentirse contentos y protegidos en su casa, y este ambiente ayudará a mejorar el vínculo de los niños con su entorno, tanto con sus pares, como con su familia.
