13.Octubre.2016
LA CIUDAD DE LOS NIÑOS
Por
DENUNCIAN A YUNES LINARES POR AGRESIÓN
Columnas anteriores
11.Septiembre.2018



Cuando comparo mi infancia con la de mis hijos, y la de los niños de estos “tiempos difíciles”, no puedo evitar sentirme triste.

De niños, mis amigos y yo jugábamos todas las tardes en la calle, recorriendo el barrio de punta a punta, con patines, bicicletas, y juegos como el tejo y las escondidas.

Cuando mis hijos eran chicos, tuvieron la oportunidad de visitar continuamente a sus abuelos paternos que vivían en un pueblo cercano a Xalapa, y disfrutaban grandemente la posibilidad de recorrerlo sin la compañía de ningún adulto, jugando entre ellos o haciendo nuevos amigos.

En el atrio de la iglesia, en los campos de futbol y béisbol, en las calles alrededor de la casa de los abuelos, en las orillas del río, jugaron y corrieron todo lo que quisieron. La televisión, las computadoras, las tablets y los celulares quedaban olvidados o en la casa de Xalapa, y ellos tuvieron la oportunidad de jugar libremente en esas visitas de fin de semana. Hoy pienso que esa experiencia vital tuvo mucho que ver en el desarrollo de sus habilidades cognitivas, sociales y comunicativas.

Por eso creo firmemente que los niños de hoy necesitan pocos juguetes y más libertad, ser más autónomos y jugar con amigos. Me acuerdo de la maravillosa posibilidad que sus padres y sus abuelos tuvimos de pequeños, de ir a la escuela solos, de andar en bicicleta en las calles y parques que eran concebidos como lugares de encuentro e intercambio.

Hay un educador italiano muy conocido en el mundo de la educación inicial y preescolar, Francesco Tonucci, que ha desarrollado un interesante proyecto en su ciudad natal en Fano, Italia, denominado precisamente “La ciudad de los niños”, en el que propone que las ciudades estén estructuradas y pensadas considerando las necesidades de los más pequeños.

Tonucci ha hecho una análisis de la cultura del miedo imperante en nuestra sociedad actual, donde las familias pasan sus fines de semana en centros comerciales.

Por supuesto que nuestras condiciones en México no tienen nada que ver con las de Fano, Italia, sobre todo en materia de seguridad pública. Sin embargo las familias tenemos que dedicar el tiempo necesario para que los chicos tengan, siempre con la supervisión parental, oportunidades para hacer lo que quieran: correr, pisar el pasto, subirse a los árboles, jugar con las lagartijas, jugar con otros niños.

Imaginemos lo que podría ser en términos de calidad de vida y aprendizaje para nuestros hijos recuperar los espacios públicos para jugar de nuevo en las calles, plazas y parques, y convivir con otros niños.

A cambio, los adultos deberán comprometerse con estar cerca y siempre supervisándolos, sin distraerse con el celular o en la plática con otras personas. Seguramente, valdrá la pena el tiempo invertido.

¡Hasta mañana!


  QUIÉNES SOMOS  
© Toda la información de este Portal Informativo está protegida por la Ley de Derechos de Autor Los medios que deseen reproducirla pueden contratar.