05.Octubre.2016
LA PARENTALIDAD
Por
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“Un padre nunca será como una madre”, es una idea que aún campea en la mente de la gente en estos “tiempos difíciles”. Es curioso que en una época donde los padres varones están más involucrados y preocupados que nunca antes en la crianza y educación de sus hijos, sigamos teniendo estos prejuicios sobre el papel imprescindible de la madre en el proceso educativo de la prole.

Creo que ser padres es algo que va más allá del simple intercambio de fluidos corporales, y que presupone la intencionalidad y el compromiso de desarrollar comportamientos, emociones y pensamientos que ayuden a los hijos a optimizar su desarrollo.

Así que la parentalidad se construye con algo más que el hecho de ser el dueño de un espermatozoide o de un óvulo. Y esta nueva concepción es la que da sustento a los cambios sociales y culturales que han dado lugar a la formación de diferentes modelos de familias, y que en todas estas familias puedan educarse hijos.

Por lo tanto, que las madres y los padres somos diferentes no genera espacio alguno ni para la duda ni para la polémica. Que las madres y padres tenemos los mismos derechos es algo igualmente incuestionable. Que los padres y madres tenemos habilidades y capacidad para educar a nuestros hijos también es cierto.

Pero educar debiera ser una tarea compartida. Y sobre esta idea de compartir habría mucho que decir. Compartir no es repartir. Decir "esto te toca a tí" y "esto me toca a mí" no es precisamente la idea.

Colaborar, compartir, estar en la misma medida cuando sea necesario, suplir al otro, apoyarnos, hacer las cosas juntos, son verbos que tenemos que aprender a practicar.

No, un padre nunca será como una madre. Pero creo que esto de educar no es una competición, ni un concurso. Es sencillamente un compromiso, un acto de generosidad, de entrega, que debe construirse día a día en torno al cuidado y la crianza de los hijos, y este compromiso, entrega y generosidad no son mayores o menores en la madre que en el padre.

Un pequeño puede vivir y desarrollarse cuidado por su padre y su madre. Pero también puede vivir cuidado sólo por su padre o sólo por su madre. Y también puede desarrollarse y vivir cuidado por alguien que no sea ni su padre ni su madre.

Lo que es más difícil sería poder vivir, desarrollarse, sin alguien que te cuide, te quiera, y siembre en tí el recuerdo de un padre, el recuerdo de una madre.

¡Hasta mañana!


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