Ayer fue el cumpleaños de la hija pequeña de una amiga mía. Cumplió once años. Quedé impactada por la apariencia de algunas de sus amiguitas, con zapatos de tacón, leggins y uñas pintadas. Bueno, algunas llevaban hasta brassieres, con copas pequeñitas sin nada adentro.
Alguna vez escribí un artículo sobre la hipersexualización de los juguetes, pero este llamado hacia las niñas para adoptar apariencia y pose de “femmes fatales” está en todos lados: en la moda, en la publicidad, prácticamente en todo lo que ven y escuchan. En algún momento de la infancia, todas las niñas juegan a vestirse como su mamá y a maquillarse como ella, en lo que es parte de un proceso de identificación natural entre madre e hija. Pero una cosa es eso, el juego, y otra muy diferente la hipersexualización, que por definición hace referencia a un patrón que defIne como valioso socialmente a quien es objeto de deseo a través de facciones, posturas, códigos de vestimenta e incluso comportamientos, representando una especie de adulto sexual en miniatura.
Este tema preocupa…Bien visto, la hipersexualización infantil es una forma de violencia de género contra las niñas que muchas de las veces pasa como normal y por ende, desapercibida.
Hoy vemos lastimosamente en muchos talk shows televisados a niñas presentadas en medios de comunicación como mini adultas, con preocupaciones y conversaciones agrandadas, y nos parece incluso cómico.
.Este patrón responde sin duda a las necesidades del mercado de consumo. Los niños son utilizados como medio para vendernos de todo. desde juguetes y sopas, hasta coches, joyas, y otros objetos.
Hoy las niñas tienen también fiestas de spa o salón de belleza donde pueden pedir desde tratamientos faciales, hasta cortes o manicure.
Las pequeñas que crecen con estos patrones de comportamiento, se desarrollan como mujeres frágiles, extremadamente vulnerables e inmersas en una batalla contra ellas mismas. Las sociedad está llena de imágenes hipersexualizadas y los padres están conscientes de ello, pero al mismo tiempo no saben de qué forma reaccionar y caen, por ende, en la trampa.
Es necesario que los adultos estemos conscientes de que este fenómeno adelanta mucho la edad de las niñas, hace que adopten roles y comportamientos que no corresponden con su etapa ni madurez sexual pero lo que es peor, confunden el despertar sexual en la infancia.
Por eso es fundamental que cuidemos la etapa en la que se encuentran nuestras hijas, y vigilemos los programas que ven. Es importante establecer límites, y si un programa de televisión o una serie en internet no son apropiados, no deben verlos.
Recordemos siempre que las niñas menores de quince años son niñas, y deben vestirse como tales. Sin infantilismos, con un look juvenil y moderno, pero sin maquillaje ni ropa procaz o atrevida. Tengamos claro que a la larga, no vigilar estos detalles tendrá graves consecuencias para sus vidas, especialmente en el área de la autoestima.
Es importante que les transmitamos que cada etapa tiene su encanto, y todo tiene su tiempo. Creo que pocas cosas hay tan desgastantes en estos “tiempos difíciles” , como la prisa por vivir.