11.Mayo.2014
TAQUERA EN TIJUANA, CHAPULINERA EN OAXACA, AFANADORA EN LOS ÁNGELES...
Una mujer: una vida dedicada al trabajo, donde no hay 10 de Mayo, ni cumples, ni flores...<br />
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La señora Florencia Ríos, no ve ninguna particularidad especial en el 10 de mayo. Para ella es como cualquier otro día. Solo porque tiene mas trabajo, detecta la fecha. Ella pasó el Día de las Madres, preparando mole, tamales, chiles rellenos y pollos asados para quienes sí celebran esta fecha.<br />
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`Los tamales son a 12 los de elote, los de masa a 10 y las chancletas a 8 pesos, los pollos a 80 pesos. La gente viene y compra cosas para comer con su mamá y su familia, hoy nadie cocina, solo yo` refiere Florencia Ríos. Fue la mayor de 7 hermanos, dice que le tocó ser madre antes de parir. Su infancia fue difícil. Era duro para sus padres mantener a siete hijos y tuvo que entrarle al quite desde los 6 años.<br />
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`Nunca hemos celebrado ni diez de mayo, ni cumpleaños, ni navidades ni nada de eso. Nunca hubo tiempo ni dinero para nada de eso. Yo era la mayor de todos, desde chica tuve que cuidar a mis hermanos mas pequeños, tuve que aprender a cocinar a echar tortillas, a preparar café, a cortar leña, en fin a los 8 años ya podía hacerme cargo de la casa yo sola, mientras mis papás salían a trabajar y yo me quedaba al frente. Fue difícil la infancia pero gracias a todo eso, salí adelante, fue el mejor regalo que me pudieron dar mis padres. Hoy estoy agradecida.`<br />
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Florencia comenta, que gracias a todas esas enseñanzas, pudo sacar a sus dos primeros hijos adelante. Las puertas nunca se cerraron, siempre hubo oportunidades para ella, a pesar de haber cursado siquiera la primaria.<br />
`Solo un dos días fui a la escuela. Me mandó mi mamá con un cuaderno y un lápiz y al terminar las clases, regrese a mi casa emocionada, contenta, pero al otro día ya no pude ir por que había cosas que hacer en la casa. De ahí volví a ir hasta como dentro de dos semanas. No sabia nada de lo que hablaban y el maestro no se detenía a explicar, solo escuchaba lo que decía sin entender nada. Me daba pena no saber, me pasaban al frente y no sabia que hacer, me quedaba quieta, muda, sudaba y como no respondía las preguntas del profesor Josué, este me pegaba con un cable de luz, tenia el permiso de los padres de todos los niños para pegarnos, ‘si se portan mal suenelos maestro’, decían nuestros padres al momento de dejarnos por primera vez en la escuela. Jamas regresé.`<br />
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La situación causó daños emocionales en la pequeña Florencia, que fueron superados rápidamente.<br />
`Luego de eso le corté el pico a todos los patitos de mi casa. Tomé las tijeras y les troce a todos el pico, estaba molesta y no se que me pasaba, solo quería desquitarme. Me dieron una buena cuando me descubrieron. Así transcurrió mi niñez hasta que me junte con un hombre borracho y golpeador con quien tuve dos hijos. No aguanté mucho el maltrato y me regresé a casa de mi mamá, con la cara hinchada por la golpiza de la noche anterior. Me miró y cuando le expliqué lo sucedido me dijo ‘ No mamacita te me regresas, tu estás juntada con ese hombre y ahora te aguantas, así que vamonos.’ Ella misma me llevó de regreso. Al poco tiempo este hombre se fue siguiendo a la muchacha de la cantina, se fue tras de ella y nunca mas volví a saber de él.`<br />
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Luego de eso Florencia rebotó de todos lados. Cruzó el pantano sin mancharse.<br />
Fue taquera en Tijuana, chapulinera en Oaxaca, tianguista en Puebla, cortadora de caña en Tierra Blanca, agricultora en Medellín y afanadora en Los Ángeles.<br />
`Un coyote me enseñó hacer cuentas en Tijuana. Trabajé en un puesto de tacos como 6 meses, en lo que juntaba dinero para pasarme al otro lado. El coyote me enseñó a dar cambio a cobrar, me decía que me fijara en las caras de los dólares y así fui aprendiendo cuales eran de a 100 de a 20 de a 10, no mas con las puras caras que aparecían en los billetes.`<br />
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Cruzó por Tijuana. Corrió toda la noche atravesando cerros y granjas, campos de cultivo y un río. Finalmente llegó a Estados Unidos, donde permaneció 5 años. Luego la deportación voluntaria.<br />
`Ya extrañaba a mis hijos. Los quería ver. No aguanté mas y me regresé.regresé. Quería regresar y llevármelos conmigo a Los Ángeles pero ya no se puedo. Así que me quedé a trabajar en Boca del Río, en un hotel. `<br />
Ahí conoció al padre de sus otros dos hijos. Un militar con quien su suerte cambió. Recorrieron varios municipios de Veracruz, dejando nuevamente a sus dos primeros hijos al cuidado de su abuela, pero bajo la advertencia de no volverlos a ver si se iba a perder el tiempo. Trabajó muy duro en los cañales, en el puesto de tacos que puso en la zona de mercados y de que no ganaba absolutamente nada, luego haciendo kilos y kilos de tortillas de mano, de las 3 de la mañana a las 8 de la noche, todos los días, encadenada al comal. Ya estaba enferma de disipela. Sus venas se hinchaban y reventaban tan solo con el roce de su vestido. Así vivió por mas de diez años. Nunca celebrar los cumpleaños de sus dos primeros hijos, ni el de ella, ni navidad ni reyes ni día de las madres, nada. No había tiempo de celebrar nada. Tenia otros dos hijos y había que mantenerlos también.<br />
`Ya habían nacido mis otros dos hijos. Los primeros ya estaban grandes y bueno al final mi mamá me dejo regresar a casa con mi esposo. Un día el la invitó a casa de sus papás y quedó impresionada de ver los plantíos de tomate y chile de flores y de mangos, tenían una huerta muy bonita, mi mamá quedo encantada y luego de deambular por unos años, nos dio alojamiento en su casa, sin rencores ni nada, pero no me devolvió a mis primeros hijos.`<br />
Hoy no celebra el diez de mayo. Pero es la artífice de los platillos que se degustan en otras mesas el día de las madres. Para ella todos los días son día de las madres, no hace falta una fecha especial para convivir con la familia.<br />
`Todos los días son día de las madres, yo no lo celebro el diez de mayo por que lo celebro todos los días. Cuando mis hijos vienen y comen conmigo, me siento bien, cuando llegan con bien y los veo ya con hijos también, ese es mi regalo, tanto esfuerzo valió la pena. No necesito ni pido mas, solo verlos crecer mas, eso me hace feliz.` Finaliza Florencia Ríos Pérez, madre de familia del municipio de Medellín.<br />

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