El Tajín, Mpio. Papantla, Ver., 22 de marzo de 2014.- Para la cultura totonaca el algodón es sinónimo de vida, tejerlo es tener entre las manos los hilos de los dones de cada ser humano, esos con los que cada persona nace, lo definen y lo ayudan a caminar a lo largo de su existencia.<br />
La Casa del Algodón dentro del Parque Temático Takilhsukut, es un espacio de enseñanza, un recodo de aprendizaje donde los asistentes tras recibir pases ahumados de incienso, se sumergen en el mundo de esta planta milenaria que nace a partir de un pequeño capullo y ha sido la guía de civilizaciones.<br />
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Ignacia Hernández Vázquez es profesora de telar de cintura dentro dela casa, hace ya años que su relación estrecha con el algodón le ha generado mayor conocimiento sobre el origen de la vida, por ello asegura que procesarlo y tejerlo, mucho se asemeja a entretejer la vida misma.<br />
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`El algodón para nosotros significa mucho, significa vida, desde la antigüedad nos ha acompañado, fue la materia con la que los hombres hicieron su ropa, tenía un lugar especial en las ofrendas`<br />
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Con gusto atiende a los cientos y quizás miles de personas que atraídos por el encanto milenario de esta planta se internan en la casa para tejer parte de un tapete, un rebozo, hacer brocados, bordar, o simplemente tener contacto con una enorme borla entre las manos, en silencio, dejándose seducir por la suavidad inigualable de esta fibra que ha sido riqueza en el andar del hombre.<br />
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Dentro de la casa, al llegar todos los visitantes saludan, piden, bendición, permiso y perdón por los pecados ante un pequeño altar para ingresar a la casa.<br />
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Flor Corona, una joven xalapeña está atenta a las instrucciones de su guía. Fajada con el telar de cintura, va comprimiendo hilos, uno a uno, para elaborar lo que será un tapete pequeño, un recuerdo de su paso por la Cumbre Tajín.<br />
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`Esta experiencia me deja en principio, saber bien a bien todo el difícil, largo pero encantador proceso del tejido. Me queda claro que luego de esta ocasión, no veré de igual manera las artesanías, que de por sí valoro, y reconozco. Pero hacerlo es diferente es palpar todo el trabajo que nuestros artesanos hacen`.<br />
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A su lado, concentrado, está Fabián González, joven economista que llegó a Cumbre Tajín por ver a un grupo musical `pero en el camino me encuentro mucho más que una sola experiencia musical`. Reconoce que todas las labores de la tierra, como la agricultura y en particular el cultivo de esta fibra es algo sumamente duro, difícil, pero ligado a la bondad del hombre.<br />
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`Es absurdo que una pieza tan elaborada, artesanal, cueste tan poco y aún nos atrevamos a regatearles el precio y en cambio vamos a un gran almacén y pagamos carísimo por prendas cortadas y confeccionadas en máquina`.<br />
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Gracias a su visita a la Casa del Algodón, Fabián como otros tantos miles de visitantes, se promete regresar más por estas tierras. Sin duda los tres corazones del Totonacapan, seducen y atraen a los hombres.