02.Enero.2018
DE INVERNADEROS ABANDONADOS A SECADORES DE ALIMENTOS
Propone la UNAM nuevo método de aprovechamiento
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Foto: / I.O. /
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En el país hay un promedio de 75 por ciento de invernaderos abandonados, que no están funcionando, por tal razón un grupo de científicos del Instituto de Energías Renovables (IER) ha propuesto modificarlos para que sirvan como secadores solares de alimentos, flores y plantas medicinales.

“El sistema trabaja por captación y acumulación de la energía solar. Se hace una especie de invernadero al interior y se requiere que el aire esté circulando. También podemos hacer que tenga calentamiento externo, utilizando energía solar para el aire y luego usando éste dentro de la cámara”, expuso Isaac Pilatowsky, investigador de la UNAM quien esta a cargo de este proyecto.

El método de los universitarios consiste en la captación y acumulación de energía solar; es versátil, pues además de ser útil como secador, puede climatizar invernaderos con cultivos.

Una de sus ventajas es que es factible controlar la temperatura y enfriar el invernadero si es necesario. “La idea es establecer condiciones adecuadas para mantener la calidad de los productos usando la energía solar” explicó.

Con un sistema de “cortinaje”, consistente en lonas flexibles, se cierran algunas áreas para redirigir el aire a determinadas secciones; así, se crean túneles de secado de manera rápida, detalló.

“Es necesario estudiar caso por caso porque influyen variables como la calidad del aire, humedad, radiación solar, qué producto es y cuándo se cosecha; el objetivo es que los invernaderos sean aprovechados todo el año”.

Hasta ahora, Pilatowsky y sus colaboradores tienen experiencia con frutas, verduras, plantas medicinales y flores, pero “no se trata sólo de secar, sino de preservar la mayor parte de sus propiedades”, aclaró.


FALTA REGLAMENTACIÓN

Como nación no tenemos una reglamentación sobre los productos secos, pese a que consumimos muchos de ellos, como los chiles. Falta una reglamentación, criticó el investigador. “No sabemos qué calidad tienen, porque no tenemos una norma que diga cuáles son los componentes y cuál es la calidad que debe mantener el producto después de que fue deshidratado. Por ello no se exportan”.

Italia, ejemplificó, es el principal consumidor de jitomate deshidratado, mientras que en nuestro país los productores lo tiran para mantenerlo a un precio, pues no saben cómo manipularlo para su conservación. “Tenemos más del 45 por ciento de pérdidas en alimentos porque no tenemos capacidad de almacenamiento ni transporte adecuado, o por especulación”.

Con su sistema, Pilatowsky y sus colegas planean fomentar la creación de agroindustrias basadas en la deshidratación, y desarrollar productos derivados de frutas y verduras que ya no se pueden comercializar.

Hasta ahora, han deshidratado plátanos negros en hojuelas, jitomate y calabaza. “Necesitamos crear conciencia de lo que el secado solar puede aportar al sector agroindustrial. Queremos llevar la energía solar a un nivel más productivo, con control de calidad para que los artículos puedan ser exportables”, finalizó.

Un deshidratador es un dispositivo que remueve la humedad de los alimento para ayudar a su preservación por períodos prolongados. Una secadora de alimentos usa una fuente de calor y un flujo de aire para reducir el contenido de agua del alimento.

La mayoría de las frutas y vegetales tienen un elevado contenido de agua, que va del 80 al 95% en la mayoría de los casos. Las carnes tienen un contenido de agua que varía entre 50 y 75%. Al remover el agua se logra evitar la proliferación de bacterias que acaban descomponiendo los alimentos.

Además, la deshidratación reduce drásticamente el peso de los alimentos, con lo que se facilita su almacentamiento y transporte. En general, las deshidratadoras de alimentos son una forma eficaz de conservar

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